13 noviembre, 2012

Deformación


En medio de la fiesta y sus discusiones, las risas -algunas fingidas y muy pocas verdaderas-; los asistentes de aquella reunión circulaban en menor medida dependiendo de la cantidad de licor que cada uno hubiese ingerido. Cada una de aquellas personas charlaba con alguien, incluso quienes eran menos sociables se entretenían con aquellos que poseían "aptitudes sociales" similares las suyas. El parloteo no cesaba y el ambiente danzaba al compás de la música de turno, escogida cuidadosamente por el dueño de la computadora y organizada en varios playlist. Todo transcurría y sin embargo ahí estaba ella, con la cabeza vuelta hacia el cielo, un cielo más estrellado de lo común, al menos para una persona que repara en esas cosas. No la quise interrumpir, resultaba fascinante como se había abstraído de aquella gente que no paraba de pasar a su lado, pero que no terminaba de reparar en su presencia. Recuerdo haber pensado que el tiempo se había detenido precisamente en ese lugar, hasta que finalmente bajo su mirada y su pelo retornó al lugar que le correspondía; su mirada en un inicio parecía pensativa, como si intentara recuperar algo que se había quedado allá arriba, en las estrellas. Al breve momento suspiró y la melancolía salió de sus pulmones, luego cayó en cuenta que la observaba, así que me sonrió a medias como quien le sonríe a un desconocido y luego optó por entrar a la casa. Fue de esa forma que me quedé sólo otra vez, la visión que me había proporcionado aquella mujer, para quien ahora yo le resultaba un extraño, me había transportado a los años en que ella y yo vivíamos juntos, a la forma en que ella solía verme con cierta inquietud mientras yo contemplaba el oscuro cielo nocturno para olvidarme de tantas cosas, para encontrar espacio en mi cabeza, para vaciar el pasado en aquella negra inmensidad. Irónicamente en el momento en que Silvia entró en la casa, recordé sus palabras de forma inexacta, justo las que me decían que el pasado era una cuestión de peligro, pues era una de las pocas cosas que podíamos manipular en nuestra soledad. En ese momento pensé que nuestro matrimonio no había sido tan malo como recordaba.

24 octubre, 2012

Del silencio


Lenta y silenciosamente caminaban por medio de la calle, como si de una pegrinación desconocida se tratara; a paso lento andaba la pareja provista de necesidad, tratando de mitigar con cada paso las circunstancias que los habían llevado a ese momento. No existía ninguna prueba que constatase su amor o su cariño, ni siquiera un poco de amistad; necesidad era todo lo que resaltaba en aquellos ojos que habían decidido ocultarse en la madrugada, lejos de la lástima o el oprobio que suelen manifestar los vecinos durante el día al contemplar escenas como la que estaba presenciando en aquel instante. Él remolcaba un carretón cubierto por una vieja manta. Ella, con la paciencia que da la hora, abría las bolsas de basura que iba encontrando en el trayecto. Por momentos su compañero detenía el carretón en medio de la calle vacía para realizar la misma tarea que ella pero en la acera contraria. Al no encontrar nada útil, volvían a cerrar las bolsas con la misma dignidad con que las habían abierto y así retomaban el curso hacia un lugar que yo desconocía. El enigma que se ocultaba bajo aquella frazada se asemejaba a la curiosidad de saber que pensaban aquellas personas tan silenciosas como las dos de la mañana. Quizá la manta protegía el sustento de un mejor mañana, uno tan distinto, ajeno e inverosímil como el que se depositaba en aquellas bolsas de basura. Al verlos en la distancia, note como caminaban abrazados; tal vez aquel gesto también servía para cumplir un cometido como el de la cobija, resguardar el frágil calor humano, de la desesperanza con que la realidad suele acometer.

18 septiembre, 2012

Imaginación descriptiva IV

 

(PÁJAROS Y PERSONAJES)


Pájaros en el alambrado público, en los techos, en las ramas de los árboles que aspiran a ser más altos. La luz de la tarde comienza a languidecer, la lluvia fue pasajera y ahora la mayoría de las aves que hace unos instantes se posaban en distintos lugares, echan vuelo luego de haber observado a los seres humanos desde la altura. Pacientes jueces, su silencio no juzga lo que ven, su comunicación no la entienden los demás. Abajo, en el mundillo urbano, la mujer del 118C que sale de su casa, se mezcla con el resto de personas que llegan al vecindario, mientras que ella en unos momentos saldrá de ese lugar tan pronto como tome un taxi. Lleva en su mente las noticias que leyó en el periódico sobre la inseguridad ciudadana,  teme que le puedan robar el nuevo celular; pero en aquel preciso instante recuerda que su mejor amigo le dijo que la inseguridad ciudadana es realmente baja, una de las más bajas del continente, pero que por el contrario la percepción de inseguridad es muy alta, alimentada en buena parte por los noticieros, de ahí que mucha gente camine temerosa cuando en realidad el asunto no es para alarmarse. De inmediato ella cambia de actitud, asume otro rol, y refuerza la teoría de su amigo en el hecho que en sus 31 años nunca la han asaltado. Finalmente llega a su destino, paga al taxista y se dispone a caminar unos metros cuando empieza a llover; al salir de su casa decidió no agarrar la sombrilla y al parecer le tocará correr y llegar a su destino o mojarse un poco y disfrutar de las gotas que se agolpan por su cuerpo. Decide disfrutar del paisaje de la ciudad, y mientras se moja acude a su mente la imagen de Gene Kelly, de modo que decide sonreír. El sol se ha ocultado y ella finalmente llega a su destino, abre la puerta y antes de subir por las escaleras saca de su bolsa unos guantes que se pone en el mismo instante que su rostro asume una gran sonrisa. Al llegar al final de la escalera saca el arma, cambia el semblante en su rostro y abre la puerta. Afuera no hay pájaros, probablemente se han ocultado, ajenos a los acontecimientos que suceden al finalizar el día.

10 septiembre, 2012

Imaginación descriptiva III


No tenía mayor consideración por el lugar en que lo hacía, si se trataba del sofá, la banqueta en espera del transporte público, en alguna casa ajena a sus placeres  o cualquier lugar del que dispusiera la imaginación; la vocación y el amor que poseía aquel lector para con las letras que otros habían escrito, le había aislado durante buena parte de la temprana época de su vida, un período durante el cual su mente mutaba en distintas formas, mientras que resguardaba con cierto celo los conocimientos y sensaciones que le producía algún libro. En aquella época, su atención se había centrado en el fondo de las historias y argumentos, en los pequeños aspectos que le parecían reales y con los cuales incluso podía reflejarse, sin embargo con el pasar del tiempo se halló de manera instintiva, inmerso en una especie de estudio tan propio y apasionado como los discursos que elaboraba continuamente en su mente y que pocas veces se transmutaban en palabras dirigidas a un público tan real como la cotidianidad social permite. La estructura de las palabras y sus significantes así como las posibles razones de la particular escogencia de las mismas por el autor, el contexto y el enlace de ideas entre cada coma, punto y determinado párrafo, se acumulaban en forma de problemas por resolver en muchas ocasiones. La grandilocuencia de su cerebro ávido de lectura, iba dejando atrás el refugio de tranquilidad para adentrarse en un mundo más complejo que llevaba tiempo germinándose en su mente, el mundo del arte. Inacabable fuente de inspiración y sentimientos se esforzaban por abrirse paso en la polaridad que hasta entonces se había engendrado en su intelecto. Asombrado por el oficio de quienes derriban murallas, corrompían y cambiaban de forma las leyes que se esfuerzan en monopolizar el pensamiento humano deformándolo en ideas de fácil y cómoda acepción, decidió exteriorizar el cosquilleo que pendía de su cerebro para luego deslizarse hasta la suavidad de la lengua y tomar forma de palabra, de oralidad, de su propia comunicación; permitiéndole una conexión pequeña pero significante entre el mundo monocromático del interior social y el exterior personal.

29 agosto, 2012

Imaginación descriptiva II


Abriéndose surcos a través de sus ideas, emergía acaso la necesidad o necedad de hacerse notar de una manera singular y que sin duda le había proporcionado algunas ganancias. No era un tipo demasiado intelectual aunque sí carismático pero al mismo tiempo guardaba celosamente su egoísmo acaparador. Alguna vez se le escuchó decir a alguien que aquel joven poseía la ambición necesaria para hurtar al mundo, sin embargo carecía de la capacidad esencial para que el mundo permaneciera con él luego de que hubiese terminado la escena de pinta teatral, que por un breve o largo momento había representado para determinado público, rumor que él terminaba por restarle importancia alguna. Al igual que un mal libro o un mal episodio sexual, la parafernalia desplegada -como el mismo la nombraba en la intimidad que el espejo le brindaba - era desproporcional con la retentiva que lograba en la cabeza de las personas. Llámese ironía o como estime pertinente el lector, el joven descrito en cuestión -según las voces del pasado de sus ex-amantes- era un fiasco a la hora de satisfacer los placeres carnales de los cuales la humanidad viene realizando, en su mayoría con el simple fin de encontrar placer -y no necesariamente reproducirse robóticamente como algunos todavía creen (vaya a saber como se reproducen los robots)- desde hace algunos miles de años. 
Pese a lo anterior, quien lee no debe sentir algún tipo de lástima por aquel joven, o cuando menos, no evidenciarla para no maltratar el ego del personaje del que aquí se hace alusión; la razón de ello radica en que la persona descrita, es un ladrón de amigos; una especie de ser vivo que haciendo gala de ser algún bicho mitológico de la era moderna, devora sin piedad la necesidad del ser humano de socializar, por lo que cualquier aglomeración de personas resulta un ambiente propicio para su desarrollo. ¿A su paso? una estela con tintes de incapacidad comunicativa...

14 agosto, 2012

08 agosto, 2012

Imaginación descriptiva

Con mirada fija sobre el gato que se postra al lado de la ventana para recibir los rayos de luz que despuntan al amanecer. Parece un gato reptil, tiene sangre fría, como yo. Quizá yo también debiera apostarme al Sol. Prende el segundo cigarrillo del día, son las seis de la mañana, todavía en ayunas y el gato continua inmóvil y con los ojos cerrados aunque despierto, atento a los sonidos que se filtran desde el exterior. Es marrón, marrón oscuro el color de la silla sobre la que él reposa. Ya se cuentan dos días en los que no sale del cuarto, come pero no duerme, orina y defeca en el baño que añadió hace cinco meses al cuarto en el que permanece. El olor que desprenden las páginas que conforman los libros y folletines, alcanza a llenar toda la estancia; es lo nuevo y lo viejo, el inicio y el roce de la muerte, son tantas vidas atrincheradas en historias hechas papel y libertad. El gato se mueve, contempla a su amigo sentado y ambos se miran. Uno tiene paciencia mientras el otro desespera ante aquel apacible instante. El felino se estira y se lanza al suelo, con movimientos elegantes camina al frente del hombre y le muestra una sonrisa. El desespero se acerca casi de forma inexorable al hombre; no disfruta de la imagen que representa ahora la vida en ese mismo instante. El gato toma finalmente el lápiz y comienza a retratarlo. El viento sopla a través de la ventana y de un momento a otro todo se convierte en imaginación.

02 agosto, 2012

Alteración

Mirada curiosa. Ávida de descubrir secretos o minucias que otros no podían o simplemente no les interesaba observar. Primer parpadeo. Una historia inventada sobre el niño que entabla conversación con su vecino mientras esperan el autobús. Cuarto parpadeo. La mujer de azul  y tacones altos cruza corriendo la calle; pasa al frente suyo con prisa pero nota que el broche pegado al lado derecho de su camisa responde al nombre de Mirna. Quizá sus padres se arrepintieron de haberla inscrito con ese nombre o se le olvidó quitarle aquella placa de metal al uniforme que le presto la verdadera Mirna: ella no tenía nombre. Él era un psicópata, no; debía ser un pobre diablo que no le gusta viajar en transporte público y se limita a observar de manera extraña a los demás. Al menos eso pensaba la mujer que lo miraba de una manera semejante a como él observaba a los demás. Ambos pares se encontraron. El la notó. Ella ya le había inventado dos vidas. Dos pares de ojos idénticos se retaron en silencio. Se inventaron historias, se batieron a duelo y cada uno se dio por vencedor de su propio relato. Quinto parpadeo del día siguiente. Su mirada se ha vuelto impaciente. Todo es brevedad.

30 julio, 2012

Inicio

Con un toque de gracia abrió los ojos. No lo había pensado simplemente sucedió. Miró miles de cosas y probablemente escuchó el infinito. La delicia del paisaje y acontecimientos que sucedían uno tras otro. Un cúmulo de arte y experiencias nuevas. También lo sobrecogieron la vasta inmensidad de terrores, la aparente incompatibilidad de sucesos que corrompían la belleza que admiraba. De forma fugaz apagó sus párpados. El resentimiento alcanzó su ser, su humanidad, el miedo y otras cosas que no tenían explicación. La rueda del mundo era cruel pero entreveía miles de otras posibilidades, era todo parte de un juego continuo. Todo fue llanto. Al final simplemente nació.

27 julio, 2012

Hermandad

En vista de las constantes interrupciones que podría recibir al contar una historia tan breve, o quizá más que un relato, un pequeño fragmento de vidas ante un grupo de personas que me escucharían; es que me limito a escribir lo siguiente con la fina y audaz intención que quien pretenda conmoverse se sienta en la intimidad necesaria e inequívoca de su mente, sin que tenga la necesidad de demostrar hacia los demás sus sentimientos o demás prerrogativas del espíritu.
Era el punto medio de aquella guerra, que luego sería considerada como la gran guerra de la era moderna. Ambas fuerzas disputaban cada territorio con ferocidad. Nuestra compañía atacaba de forma constante a los que llamabamos el enemigo. Tratábamos de resquebrajar su espíritu y terminar de congelarlo con ayuda de las nevadas que golpeaban nuestros cascos y dificultaban la tarea de mantener los pies secos en las trincheras. El día que nos atacaron, fue devastador. El valor que irradiaban aquellos ojos nos hacía dudar del nuestro. Avanzaban de manera implacable, hasta que una bala dio en el cuello de unos de mis compañeros. La orden de replegarnos apremiaba, pero al no poder cargar a nuestro compañero herido, otro soldado se devolvió a sostenerle la cabeza. Con una expresión en sus ojos que denotaba terror pero comprensión, me indicó que me marchara. Al acercarse los soldados que nos hacían retroceder, y en el breve momento que me hizo contemplar aquella escena de dos jóvenes, uno sosteniendo la cabeza de otro mientras este último se desangraba, alcancé a escuchar que el hombre ileso me decía: - Tranquilo, sé que se acercan quienes pudieron ser amigos o hermanos nuestros, aunque probablemente ya sea muy tarde para pensar eso y no nos reconozcan como tales.

23 julio, 2012

No me he ido, y no pienso hacerlo al menos mientras el presente me lo permita. Pero el tiempo de escribir (al menos aquí) ha sido seducido por la lectura. No soy bueno con promesas de político ni tampoco soy Schwarzenegger; pero si no me juzgan por hurtar un clichè barato digo que volveré pronto -al igual que a la lectura 2.0.-

27 junio, 2012

Viuda negra

Con las manos en la cabeza y el fin del idilio como futuro, le pidió que lo devorara. No me queda nada, pero no quiero que el tiempo me consuma, le dijo. Ella sólo cerró dos de sus ojos mientras accedía a la petición hecha.

19 junio, 2012

Todo y nada

De frente lo miraba con insolencia, se parecía a Calibán. Su imagen reflejada en el espejo siempre le había incomodado, no se sentía a gusto con aquel tipo que no hallaba otra forma de expresarse más que la del silencio, observando todo lo que había conseguido. Finalmente el día que perdió todo, comprendió que todo lo que le quedaba era finalmente suyo. El primitivo reflejo de Calibán nunca regresó.

11 junio, 2012

Un carcomido pensar (anticuento III)

A ella le encantaba que le metieran mano los tarados, mientras que a mi me manoseaba el cerebro: que reputa  se había vuelto mi cabeza que buscaba el placer en los lugares menos apropiados. Solía decir que los príncipes no existen, aunque a menudo y a la vista de los miopes, hechizaba la lengua con la que me atragantaba cada vez que me reía de su risa. Era joven y audaz, galopaba a rienda suelta y no se preocupaba del peligro, como si entendiera que aquella era la única forma en que vale la pena ser peligrosa. Abajo de mi pelo, le guardaba un cajón de adjetivos, ella me guardaba el celo de hija de puta que me hacia recordar el orgullo de morir sólo por accidente. Lo malo? que sus pies no me hacían caso, no me apuntaban abajo de la mesa, aunque su mirada tentadora me provocara la imaginación que tanto reprocha la moral acusadora. Del otro lado la otra, su acento y sus caderas, pelo de gitana y ojos sin prisa. No pide sueños ni requisitos; sus cuentos son los callados, los que guardan las manos silenciosas. El licor cambiaba el panorama, pero la impertinente realidad palpaba el engaño momentáneo, el futuro de la mañana presente era inevitable. La droga que se apodera de los sentidos y apaga el cerebro. No me mientas me pedía el cerebro, que yo soy mejor impostor que tu. De esta no salimos victoriosos, aunque hay peores cosas que la derrota. De pronto sólo quedábamos los dos: mi cabeza y yo; las mujeres se hicieron cenizas, el consentimiento se dividió, el masoquismo del arte nos carcomió, la cuenta pagué y en medio de la noche y el amanecer, mi mente decidí extraviar por el andén del que una vez tuve que aprender nada de lo sé.

05 junio, 2012

Memoria

Es caprichosa como una mujer, recuerda y olvida aquello que le conviene. Sensible como los labios y resistente como el náufrago ante la tempestad. Sin ella, un sin sentido, la perdición o tan solo el placer de olvidar lo que carece de imagen.

29 mayo, 2012

La virtud de asesinar

  Bach - Invención 7 / Glenn Gould


Se hallaba de pie en el estudio, la lucidez proyectada a través de aquellos ojos era causa de fascinación. La vestimenta raída lo hacía parecer un personaje de tragedia griega. Como hombre de su época, no tomaba demasiado en serio el futuro, solamente la virtud momentánea que se le aparecía enfrente. No existía nada más, el mundo entero se había desvanecido con la luz de la tarde.  Acababa de oscurecer y los colores de las cosas habían sido remplazados por las sombras que se distendían a su alrededor. Nada de esto parecía importar pues estaba absorto, como quién construye planes en el silencio. Por cada pensamiento que nacía, por cada palabra que se reformulaba y transformaba en frase para cambiar el destino de la inevitable significancia que aquello tendría; por cada página de conocimiento en la que se adentraba, su sonrisa se ensanchaba en el rostro, ya que era conciente de lo que estaba llevando a cabo. Sin prisa y prestando atención a los detalles; con la deliciosa delicadeza con que los artistas representan la belleza, en su mente estaba asesinando su propia ignorancia.

22 mayo, 2012

América

Al llegar al barrio era inevitable pasar por alto la elegancia de la fachada de aquella funeraria. La sobriedad de los colores que la decoraban le daban un toque distinguido con respecto al resto de locales que se encontraban alrededor. Resultaba inevitable no acercarse a admirar los ataúdes ordenados al otro lado del vidrio. Grandes y pequeños, pomposos y recatados, para ricos y también para los pobres; era un pequeño mundo de variedades para asegurar el destino inminente, una invitación sutil a morir. Sin embargo, aquella imagen de escaparate no escondía el hecho que todos los pobladores de aquel lugar supieran que el dueño de aquel negocio se dedicaba a matarlos. Por supuesto no los asesinaba a diario, quizá porque no necesitaba de tal medida o porque creía en la sostenibilidad de los recursos que usaba; pero siempre que podía asesinaba a dos o tres personas mensualmente. Aquella era la razón por la que se había convertido en el local más longevo, aunado a la maravillosa administración que se procuraba. Los vecinos, como ya se relató, conocían del violento motor de prosperidad de la funeraria; por eso convivían la indignación que algunos mostraban por aquella vil actividad de lucrar con la muerte, junto a la resignación que otros manifestaban. Fuese como fuese, los habitantes de aquel lugar coincidían en que de llevar a la ruina a la funeraria y a su dueño, no tendrían a quien contratar para los servicios fúnebres que eventualmente y de forma inevitable algún día necesitarían.

14 mayo, 2012

Ceguera invertida

Luego del deleite provocado por el caos subjetivo, paulatinamente comenzaba a plasmar los impulsos que manaban gentilmente del cuerpo entero hacia su mano. Ella no entendía de las contorsiones analíticas que sufrían quienes se daban a la tarea de explicar el aparente sentido y trascendencia de lo que hacía. Ella disfrutaba tratando de retratar su imaginación y consecuentemente le agregaba el olor de los colores que se depositaban en la paleta. Ante cierta pregunta, ella respondió que su ceguera le había enseñado a ver con la imaginación, y a partir de ese momento simplemente se entregaba al placer de colorear la realidad de una forma distinta de la que al parecer otros percibían.

09 mayo, 2012

Infortunio (walkin')

  Love sick- Bob Dylan

"I spoke like a child; you destroyed me with a smile, while I was sleeping."

Tan atento a resolver cada mañana las palabras del crucigrama mental. El verde que agrieta los muros de la ciudad, muros que tardan en construirse para ser derribados y descifrados pero no escalados. Afuera la letanía pagana de la soledad con los demás. El arcoiris siempre por la mitad, mientras el perro ciego corre engañado hacia las ilusión de color. Sentado y en espera, Romeo ahora anticuado ya no muere al final; en su exilio de Verona decidió olvidar la razón que movía su agónica pasión. Una resaca familiar y un pasado donde abundan nombres y un futuro tan incierto como aquella ajena mujer. Sentimiento de Sansón en tan chiquito corazón se acorta como la sombra de medio día. Un mundo político y el engaño de creerse aprendido tras el humo de un cigarrillo. Queda el burdo repetido manchado de ironía, el presente y el tic toc. Las playas siempre tienen huellas, y la marea siempre las borra con la valentía con que el incansable Quijote arremete contra sus molinos. Existen los errores pero también el tango. Los besos por darse y las sonrisas que nacen desde el ombligo. Los no aprehendidos y los sí clandestinos. Ya no queda mucho aunque siempre abunde el infortunio del inepto deseo.


P.D
Inoportuno o no, pero tenía que escribirlo: Vaya experiencia haber estado presente en el concierto de Dylan. Resultaría algo titánico expresar lo que realmente significó; sólo el sentimiento que dejan los sueños al realizarse. 

06 mayo, 2012

Cambio de juego

Imposible, pensó con desesperación. Luego, presa del pánico su grito se ahogó. Todo fue inútil. Con paso inalterable,  la dama cruzó el tablero y terminó por derribar al rey.

30 abril, 2012

Anticuento II

Del inicio                                                                       James Horner



Al inicio solían abrazarse a ellas, antes que los tiraran sin previo aviso, razón por la cual caían miles de metros hasta estrellarse contra el suelo. Al despertar no recordaban, no tenían memoria alguna del paraíso al cual habían accedido y era prohibido permanecer. Lo único que merodeaba en sus cabezas era un pensamiento que se revolcaba en un mundo de mentiras en espera de alguna oportuna realidad. Era como si a raíz del golpe, en sus cabezas se hubieran instalado una serie de nuevas ideas, ideas que manaban sin parar en lugar de la sangre que poblaban la mayoría de los cuerpos. Con el tiempo, y con el fin egoísta de prohibir nuevamente la entrada a aquel paraíso antes vulnerado por aquellos intrusos, las deidades tomaban la forma humana, o simplemente con el más leve roce, brotaban del mundo y poblaban las mentes como golpes de arte. Con la experiencia, llegaron simplemente a conocerlas como Musas.

28 abril, 2012

Anticuento

Tenía clavado en la mente aquel mito de la mujer sin rostro, esa que se encuentra en una permanente posición de espalda. Siempre soñaba con ella. Siempre se le colaba entre sus ideas aquella imagen que representaba duda, intriga. Parecía una no-puja constante: ella no pensaba mostrarle el rostro si él no se lo pedía -vaya a saberse el por qué estaba formulado su mito de esa manera-, y él quería que ella mostrara su cara sin necesidad de pedírselo; puro orgullo o cobardía decantaban las voces en su cabeza. Y así transcurrieron unas cuantas semanas, hasta que un día cansada de esperar, comenzó a caminar en dirección contraria a él; y así su espalda se fue haciendo cada vez más pequeña conforme se alejaba. Nunca se conocieron, la duda se perpetuó y el mito migró a otra mente esperando una resolución para volverse realidad.

25 abril, 2012

Multiverso

  Black moon/ Wilco


Él usaba camisa azul a rayas, su silencio no le daba la razón. Él usaba camisa negra y sus palabras transformaban paulatinamente la realidad del futuro. Ambos caminaban pisando el asfalto, uno dubitativo y el otro usando la sonrisa de los viernes. Uno se llenaba de historia certera con cada paso, el otro seguía sin encontrar la fórmula para derribar el ruido acumulado por la incertidumbre. Ambos recorrían la misma historia y eran provocados por la misma boca, la misma música y los mismos sentidos acumulados al frente. Uno pensaba y acumulaba silencio en las manos. El otro no disimulaba la expresión del rostro. Al llegar a casa se vieron. Eran el mismo. Aquel de camisa a rayas y el otro que usaba negro. Cada uno pensaban que estaba del lado correcto del espejo. En aquella escena extraña ambos no dejaban de contemplarse. Uno cargaba fantasmas, mientras el otro ya no pensaba en variables.


Sobre el multiverso acá.

16 abril, 2012

De la masa

La sombra que proyectaba no significaba nada, era sólo el vestigio de otras épocas. Se pensaba que estaban prontos a desaparecer y quizá con insípida ilusión se creyó que eso podía explicar la ceguera o mecanismo de defensa -movido por el egoísmo "impropio" de su clase- que le impedía contemplar la masa de carne que a sus espaldas se encontraba. Con colmillos pero indefensa ante los rifles que suelen ajusticiar a aquellos que no pueden defenderse solos en el mano a mano; se encontraba aquella masa de parados, de vilipendios y quién puede saber que más. No sólo era una imagen auténtica, sino también repetida durante largos siglos y distintos lugares. El mismo cuadro que encierra la misma pose con distintos actores, la misma masa con distinto nombre. Eran pocos y parecían estar condenados, pero como cucarachas siempre se las arreglaban para sobrevivir y continuar disparando a tanto pellejo curtido por tantos abusos.

10 abril, 2012

Palabras cortas

 Olores dilatados                                                                            



Lo esencial para los amantes es aprender a olvidar. El humo del cigarro sin contemplar los sillones, despertar y caminar sin pensar que ya no será. El cuarto día llega y los olores sólo fueron. Han cambiado y la memoria se resume en un lento exhalar. Acostarse no es meterse en la cama pretendiendo el mismo amanecer. Todo parece nuevo y los sentidos no recuerdan lo mismo de ayer. Se arranca el calor y se acostumbra al frío del reloj. Y se arman canciones sin sentido con letras de esas que pertenecen al mar. Todo arde sin quemarse en el intento de caer. Y las autobiografías de los demás. No hay espacio para soñar, es la primera lección antes de abrazar. Pedacitos de cuello y tiempo mutilado de sobra para joder. Lo peor del Sol es la mañana y la Luna cuando se vuelve a acostar. Es el accidente del perfume de larga duración. El exilio al mundo del cabello. Palabras cortas huérfanas de acordes. Es el error de ahuyentar lo esencial. Es un peligro el andar dilatando la corta duración.

29 marzo, 2012

Acertijo

El final se acercaba de acuerdo a lo previsto, por lo que se sobrentendía que aquello representaría el fin de la humanidad. Sin embargo un pensamiento lo hizo dudar de llevar a cabo sus intenciones: de acabar con los humanos, él también dejaría de existir...



*Hay quienes preferirían el uso de la mayúscula, pero entonces el post carecería de sentido.

27 marzo, 2012

Del tiempo y su padecer

Han pasado segundos y debajo del árbol veía marcharse a sus amigos, la frágil sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo, hasta convertirse en la línea habitual que se dibujaba bajo su nariz. Postreras imágenes desvencijadas hechas de sencillos y pequeños momentos habían sido traídas a flote por la situación que momentos antes había presenciado. Ahora de pie y con si mismo, pensaba en lo corto que es una sonrisa cuando se logra disimular y en lo cruel de la felicidad cuando se llega a imaginar.
Han pasado minutos y en la parte trasera del taxi él enlazaba sus dedos con los de ella. La pasión febril le sonreía en su cabeza, lo que provocaba que en su boca se dibujara la vanidad que sostiene a menudo el pensamiento de los hombres. Allí estaba ella a su lado y eso era lo que importaba. 
Su cabeza reposaba en el pecho del hombre que ahora la acariciaba; por un momento pensaba en la idea que la había llevado hasta esa situación, aquella serie de pensamientos e imágenes que su razón había construido tiempo atrás, y que  finalmente parecían haberse acoplado. Creía haber comenzado a querer a la persona que la había colmado de cariño de forma prolija y afectuosa, de quién creía, la había sacado del letargo sentimental; en fin, haber escogido la imagen que ella anhelaba. No obstante la disparidad entre el perfil que había creado y la persona que ahora se encontraba a su lado representaba una duda que incrementaba poco a poco el temor a un futuro erróneo. Se supo una Eloísa distorsionada y engañada por sus propios anhelos. Bruscamente levantó la cabeza y al mirar por la ventana trasera del auto, no pudo alcanzar a reconocer al Abelardo que atrás había dejado. Lejos de los segundos y minutos, ahora tan sólo lentas horas.

21 marzo, 2012

Lengua-G

Ni Molière, ni Dante ni Cervantes. Era la lengua de Gina la que más le gustaba.

20 marzo, 2012

Final

Su caminar era tan balanceado y grácil como el movimiento de la falda que usaba aquel ocaso en que nos conocimos. Poseía una sonrisa adictiva y unos ojos que parecían pintados al óleo. Era delgada, con el cabello libre y sus pestañas recordaban lo maravilloso que resultaba soñar. Su delicada figura había sido delineada con la misma perfección y meticuloso detalle que sus labios. Siempre acostumbraba a usar zapatillas como si esperase a formar parte de algún final inesperado. Tenía la perfección de su edad y la madurez que acompaña al dolor de espíritu. Estaba loco por ella antes que me dirigiera la palabra. Ahora la falta de su voz me dibuja su acostumbrada sonrisa melancólica. La premura por vivir adelantándose al presentimiento. El césped en los pies, los dolores que no se marchan y la sombra infinita, rota, extenuante y de horas imposibles; no son más que los ocasos que no acaban por llegar, del anochecer ya inexistente, del beso hasta que nos encontremos, de la vida y de la muerte.


Al final de la vigilia, el amor será el sueño que nos reencuentre.
Para Antonieta 
A.G

17 marzo, 2012

Víctor

Inservible. Al margen y olvidado. Pensionado e imperceptible. Con una casa llena de polvo, descuidada. Dos automóviles. Uno aparcado y fuera de servicio desde hace cuatro años, el otro solía usarlo para irse todas las mañanas. Adentro de la casa se acumulaba el olor de ausencia. Raras veces se le veía caminar por el barrio, y es que el ruido que provocaba sobre la acera era el mismo que el de su sombra al deslizarse bajo las zapatillas negras. Sin embargo y contrariando su esquema fantasma, se le veía en las noches cuidando del jardín que había sembrado con Marta. Afuera de la casa e intactos al paso del tiempo, siempre los rosales.

06 marzo, 2012

Los topos dorados también cantan

La solución no llegó cuando decidió callar luego que le repitieran que no tenía voz propia. Tampoco cuando le expresaron que no sabía escuchar y a causa de ello ensordeció; ni siquiera cuando la aparente ignominia le robó la visión... Todo sucedió cuando acaeció el silencio y lo pudo sentir, fue justamente en ese momento que pudo escuchar su voz sin necesidad de ver más allá. Es así que nadando entre las dunas ahora logra mantenerse único.

28 febrero, 2012

Confusión

Justo en el momento en que el monstruo abrió los ojos por primera vez y contempló el laboratorio; su creador, con instrumentos en mano, mostraba una sonrisa de satisfacción por lo que acaba de realizar. Nadie sabe explicar bien qué salió mal, unos dicen que el monstruo presa del pánico confundió al hombre que tenía frente a él; sea como fuera, aquel doctor no pudo explicarle a tiempo que la bata blanca que vestía no lo hacía un carnicero.

24 febrero, 2012

Ignorancia de hadas

No entendía como la voz de las sirenas los había hecho enloquecer. Tampoco entendía como determinado aroma los empujaba a un estado mental anterior. Eran mitos o rumores de insensatos... hasta que ella puso el soundtrack en su cabeza y el olor de su cuello en su nariz. Fue entonces que pensó que sus absurdos habían cobrado vida.

20 febrero, 2012

Altiva supervivencia

 Una pena. Somos, cada vez más, los defectos que tenemos, no las cualidades. El viaje del elefante.


Desde mediados de diciembre se había truncado su plan. Aquella tarde Fritz había descubierto la infidelidad de su mujer; razón por la cual salió temprano del trabajo haciendo caso omiso a las advertencias sobre la peligrosa nevada que se aproximaba aquella noche: craso error. Desde entonces había quedado atrapado bajo la nieve. Dos meses en su automóvil, dos meses hibernando la idea de salvar su orgullo, de pedir el divorcio y quitarle cuantos bienes y lujos le había proveído durante once años de matrimonio; sin mencionar el hecho que si moría, ella disfrutaría de la herencia con el pelafustán con quién le ponía los cuernos. Sí, tenía que sobrevivir a como diera lugar. Fue por eso que al salir del coche, cuando el periodista le preguntó qué lo mantuvo con vida, Fritz con certeza pasmosa respondió: Orgullo. 



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18 febrero, 2012

De columpios y añorar

Todos formaban un solo espectáculo. La popelina, la vitrola y los blancos y negros que teñían las tardes. Todos formaban parte de aquella terraza. En aquellos días el sueño solía sorprender a Sam junto a la misma vieja silla que ahora se columpiaba solamente gracias al viento. Así se pasaban las horas del postrero de los habitantes de aquella melancólica imagen, como tratando de apoderarse de las sombras que crecían entre los resquicios de cada puerta, jugueteando con los recuerdos que se acumulaban en el piso de la casa. El tiempo dicen que no perdona, aunque en este caso con delicado tiento doraba su ya tostada superficie... ni calendarios, ni agua, ni sonidos de muertes lejanas hubieran logrado desprender el recuerdo o sueño o sensación (ya no importa cuál) que aquella silla continuaba teniendo. Añoraba al compañero que en tempranos años le escribiera el nombre Sam en un costado de la pata. Hace muchas canas desde que el viejo decidiera no regresar. Hoy la silla trata de imitar a los árboles, que sin poder volar, solo aprenden a columpiarse con el paso del tiempo.

01 febrero, 2012

El autoayudista

Afuera de la galería las personas soportaban sus fríos acurrucándose unos con otros. Una a una ingresaban al suntuoso edificio, tomadas de la mano, indecisas y temerosas, como si buscaran refugio dentro de aquel lugar. Adentro, cierto grupo se dedicaba solamente a admirar las obras que colgaban de las paredes: espejos de distintos tamaños y formas; mientras el otro grupo un poco más decidido compraba aquellos artilugios u obras de arte que se ajustaban a sus distintos gustos. A un costado se alcanzaba a ver al autor responsable de aquella muesta frotándose las manos frente a un fuego de esos sintéticos que emana de una chimenea de adorno; quién pasara cerca y prestando atención, de seguro le habrá escuchado repetir una y otra vez de forma muy queda, que siempre habrá tiempo para una crisis más.

11 enero, 2012

Palacio insano

- Nos ha traicionado mi querido Sebastián, le decía Aresto a su compañero, la lealtad es el horizonte que no debemos perder de vista, así nos cueste la vida -concluía aquel hombre de porte incomparable. - Cuanta razón Aresto: ¡Ah, la vida más no la integridad que yace en nuestros corazones y se encarga de dar propósito a toda la existencia! pues ¿Qué  ha de ser de la vida sin la integridad que la hace crecer? menguaría como la flor sin la protección del Sol sin duda alguna; se encargó de apostillar Sebastián. En aquel momento los acababa de escuchar el doctor, quién en tono burlón le dijo a la enfermera que caminaba junto a él: - En realidad estos tipos se creen personajes de Dumas... Aresto que también lo había escuchado, con firme decisión se volvió al director de aquel manicomio y le dijo: -Tiene toda la razón m. Richelieu, pero como nosotros, cierto es que quedamos pocos.

05 enero, 2012

A luz de candela

Diario #7
5 de Enero de 2015

Hoy 5 de enero, día en que se conmemora el apagón mundial, me ha hecho hecho pensar en todo lo que hemos vivido y como lo hemos sobrellevado. Al inicio cuando se dieron los apagones diarios en la ciudad, todos pensábamos que había sido producto de la negligencia de la compañía eléctrica; sin embargo la seguidilla de cortes -cada vez más prolongados conforme pasaban los días- me hizo comprender que era todo el país el que los sufría, y posteriormente el mundo entero. Recuerdo que luego de cierto tiempo comenzaron a surgir diversas teorías que explicaban el por qué las ciudades se quedaban en la penumbra luego de que sol se ocultaba. Cierto grupo argüia que se debía por las tormentas solares, o al menos creo que así les llamaban, otros culpaban a los anarquistas que siempre protestaban contra el estado, y por supuesto la gran mayoría se inclinaba a favor de la tesis que decía que se trataba del fin del mundo. Creo que al día de hoy nadie sabe explicar lo que pasó, o cómo inicio. Lo cierto es que al inicio se dio una gran cantidad de desempleo, seguida por una paulatina aparición de fuentes laborales que otrora se creyeran obsoletas -arcaicas por demás- pero que se tornaban más relevantes para el quehacer cotidiano que cualquier otra cosa; esto debido a que las fuentes energéticas tradicionales no daban a basto para los millones de habitantes que poblaban cada país. Los postes de luz poco a poco fueron quedando como remanentes de un pasado normalmente futurista. los automóviles escaceaban y se veían como cosa de otra época. El ritmo de vida se apaciguo, y aunque al inicio existió un caos que asustaba, ahora desde la terraza de mi casa a las 9 de la noche, se respira una tranquilidad que hace 4 años era imposible. Lo cierto es que lejos estamos del fin del mundo, pero pienso que esta "generación de 1800" (como nos suelen llamar) está más cerca de una humanidad sin precedentes, que al menos por ahora, me hace sentir privilegiado. La luz de las candelas se consume, y las necesito para escribir otra entrada dentro de unos días; por eso me digo: buenas noches.

03 enero, 2012

Hallábase aquel joven de rasgos portentosos, altiva mirada y de cálido y honorables sentimientos ocultos a la vista de quién no sabe admirar la entereza de espíritu. Hallábase pues aquel personaje que logra encumbrar nuestra imaginación, que nos deleita de forma incansable con las distintas formas que toma a través de las desventuras y proezas a lo largo de nuestras mentes; postrado de frente y sin remordimiento alguno por llegar tarde y contrariar los calendarios comunes. Aquel mozo, que en ligero movimiento, tan fugaz como la chispa que enciende el deseo del amante bienaventurado, alcanzó solamente a pronunciar con certeza absoluta: Feliz año.