02 agosto, 2012

Alteración

Mirada curiosa. Ávida de descubrir secretos o minucias que otros no podían o simplemente no les interesaba observar. Primer parpadeo. Una historia inventada sobre el niño que entabla conversación con su vecino mientras esperan el autobús. Cuarto parpadeo. La mujer de azul  y tacones altos cruza corriendo la calle; pasa al frente suyo con prisa pero nota que el broche pegado al lado derecho de su camisa responde al nombre de Mirna. Quizá sus padres se arrepintieron de haberla inscrito con ese nombre o se le olvidó quitarle aquella placa de metal al uniforme que le presto la verdadera Mirna: ella no tenía nombre. Él era un psicópata, no; debía ser un pobre diablo que no le gusta viajar en transporte público y se limita a observar de manera extraña a los demás. Al menos eso pensaba la mujer que lo miraba de una manera semejante a como él observaba a los demás. Ambos pares se encontraron. El la notó. Ella ya le había inventado dos vidas. Dos pares de ojos idénticos se retaron en silencio. Se inventaron historias, se batieron a duelo y cada uno se dio por vencedor de su propio relato. Quinto parpadeo del día siguiente. Su mirada se ha vuelto impaciente. Todo es brevedad.

5 comentarios:

  1. Lo bueno es que en ese ir y venir de subjetividades e invenciones todo es real. Quizás más complicado sea ponerse en la piel y pensar y hacer con el cuerpo de la persona vista, me gusta más jugar a eso.
    Un abrazo fuerte.

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    1. Nada es mentira y todo pareciera posible, sin embargo con certeza todo forma parte de un juego.
      Un abrazo sole

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  2. A ambos les gustaba elucubrar, imaginando sin mucho fundamento pero sobre todo, buscando su explicación a qué quería y de qué se desprendía cada uno...
    un psicópata, inadaptado a las conductas y costumbres sociales? es todo un reto para una mujer azul, sentada en una nube.

    Un abrazo, me alegro de leerte.

    :))

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  3. Al octavo parpadeo se encontraron, cada uno, durmiendo en camas separadas...

    Saludos

    J.

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  4. Este es muy bueno. Te digo lo de antes; ese pobre diablo bien podemos ser tú o yo.

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