02 abril, 2014

Historia del tiempo y el espacio.



A ella le disgustaba la música de Dylan y a mi me disgustaba que no le gustara. En el transcurso de las horas que pasabamos juntos el universo se expandía como pueba de que teníamos algo de infinitos. Eramos dos desconocidos que no usaban la palabra amor porque no sabíamos lo que aquello era, simplemente nuestra piel absorbía el aroma y la sal del otro para hallarnos menos solos quizá; pero también descubríamos la presencia de ambos aún en su ausencia. Ella y su pelo que no paraba de bailar y yo con mi barba que le encontraba cosquillas nuevas. Los pensamientos distintos nunca se apaciguaron, su futuro y mi pasado, era como si el presente fuera nuestra verdadera tregua. Nunca aprendimos a ser otros, solo aquellos que la libertad nos permitía ser, y aún cuando nunca supimos ver la gravedad que nos hacía bailar alrededor del otro hasta que nos separamos, a menudo su luz me alcanza a millones de años luz como un fantasma que sigue ahí para recordarme que a ella no le gustaba la música de Dylan, pero le apasionaba el tiempo encapsulado en una canción y el cosmos que se escondía en el iris de mi ojo.   

6 comentarios:

  1. El encuentro en los desencuentros.
    Las relaciones.
    La vida.

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  2. Tiempo y espacio ¡definitivo! para reflejar la importancia y la influencia que en otro tiempo tuvo otro ser en nosotros, y nos hizo pensar, y nos hace pensar entre una especie de soledad, pasado y presente, y el tanto añorar que provoca ese recuerdo. Narrativa reflexiva que me produce escalofríos mientras leo, sensaciones, percepciones de la realidad pasada y, presente.
    Siempre te digo que bien escribes Sr. Zimmer, que me gusta leer lo que escribes, que me gustaría poder leer más a menudo lo que escribes.
    Un fuerte abrazo, Alejo.

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    1. Estamos hecho de tiempo, un tiempo que marca nuestra memoria y nuestras vidas y que a diferencia de ese impostor que llena los calendarios, nuestro tiempo a menudo suele detenerse...
      Gracias Antonio, y un abrazo.

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  3. Hola Alejo.
    Después de leer esta belleza me doy cuenta de cuanto he echado de menos tus palabras. Me ha encantado. Siento ser tan superficial pero me agrada que ambos disfrutarán de la tregua que el presente les brindó en aquel instante, hasta que se acabaron separando, para más tarde nunca olvidar al otro. Es como mi pequeña señal, que conservo con cierto cariño :))

    un fuerte abrazo

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    1. Nada de superficialidad querida Esilleviana, que tampoco es un texto filosófico... y bueno, tienes razón suin duda, aunque creo que todos guardamos esas señales particulares que nos evocan otra realidad de una misma vida.
      Un gran abrazo

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