19 febrero, 2013

El catalizador de la muerte


Caminaba a toda prisa, como se huye de la propia sombra, como si pretendiera huir de sus pensamientos; el murmullo de las hojas de los árboles que bordeaban el camino tomaba la forma de todos los reproches que giraban en su cabeza, los errores, el futuro empeñado, el amor y la muerte, la invariabilidad de la vida y ahora sólo le quedaba la angustia de cada paso, el roce de la esperanza y la crueldad anunciada  <<Esta vez sí...>> se repetía.
Atrás había quedado su papel de cuervo, de portador de noticias cuyo decadente vuelo hallaba su razón de ser en la hora que el día todavía no ha muerto y que la noche todavía no ha nacido, la hora de la incertidumbre en que la luz se escabulle para empezar a darle paso a la oscuridad que ahora envolvía a ese heraldo que contemplaba como se empequeñecía con la distancia aquella mujer que corría con desespero, como un animal atormentado por sus miedos. Todo iba reduciéndose al silencio que se acrecentaba como el espacio que los separaría para siempre a ella de él. Mi condena está finalizada,su muerte apenas empieza, todo es final, pensó.
Sentado en dirección al lugar en que la Luna solía iniciar su ascenso como astro que había observado con paciencia el desarrollo de los hechos, como siempre lo había hecho durante todo aquel drama de circunstancias, cauta y sin prejuicios, girando sobre si misma como si fuera recordatorio del tiempo, de las estaciones, del inicio y del fin de las etapas que acontecieron en la vida de aquel hombre que sin moverse se había percatado que la desgracia una vez más lo había encontrado, siendo posiblemente esta, la cicuta del último reducto de esperanza que todavía respiraba bajo aquellos ojos teñidos de oscuridad. - La tempestad de mi vida nunca se acalló hasta los sucesos que me hicieron caer en esta cortina de humo, ahora cerca del fin esta espesa niebla que me aquejó, ha desaparecido y puedo recordar la historia de mi decadencia, la desdicha de mi vida. ¡Maldita sea la lucidez que regresa al final sólo para perturbar la apacible dicha de mi ignorancia!- dijo con voz queda, para luego volver a a repetir como solía hacerlo <<Esta vez sí, esta vez sí...>> 
La noche tomó forma, la Luna ya no era Luna, era una sombra de lo que había sido; el ciclo iniciaba una vez más, y las historias se consumían en la espesura de las sombras que proyectaban los resquicios del amor y la muerte, de la invariabilidad de la vida, de la crueldad del ciclo inminente <<Esta vez sí, esta vez sí...>> murmuraban otras historias <<Esta vez sí...>> imploraba con agónica voz la esperanza. El cuervo finalmente había levantado vuelo harto de su maldita labor, ella estaba cerca como siempre <<Esta vez sí, esta vez sí...>>, él en su desespero inmutable sería consumido por la muerte del amor; <<Esta vez sí>> terminó por exhalar.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho la escena con la que se empieza el relato, el ritmo trepidante de cuando se anda rápido, se piensa todavía más rápido, más rápido que el viento que hace sonoro el paisaje, que en ese momento, aunque fuera un huracan sería más lento. Después como todo se ralentiza, como se balancea la luz y la sombra, como se amplia el gran angular y se lanza un zoom en un escenario compartido con la mente del personaje y el abismo que contempla.
    "su papel de cuervo" "Los separaría para siempre a ella de él" /"todo es final". Hasta aquí la historia es más o menos clara. Un personaje atormentado. Un trayecto en el que se ve a una mujer que se aleja. Se interpreta una separación. el papel de cuervo me confunde, ¿pajaro de mal agüero? pero entre él y ella, en su vida en general, es un gafe, un cenizo, se pasa la vida dando mals noticias, no lo acabo de ver claro.
    En el tercer parrafo le das un protagonismo a la luna para seguir recreando esa fatalidad, le das un papel de observador, subes el plano y la humanizas. Luego, el protagonista aporta su sentencia.
    Acabas con: Esta vez sí>> terminó por exhalar. Ese esta vez si es el paso definitivo hacia la muerte, pero hacia la muerte, a la muerte del amor. El personaje se liquida por amor y para librarse de su mala suerte en el amor, su mala suerte en general.
    Señor Zimmer, no estoy muy lucido esta mañana. Perdóneme. Intentaré, en otro momento y en otro, releer el relato y dar con todo, pero a veces me gusta comentar así, sobre la marcha.

    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Señor Misas, en realidad el texto se trata de un experimento de estilo, que pretende dar la impresión de la parte final de un texto más grande, más vertiginoso en su posible climax, caótico, desesperante. Claro que no es mi intención arruinar la interpretación propia del lector, mostrando aquí mi propia versión de los hechos.
      Así que las disculpas creo que están demás, al contrario siempre es bueno conocer esa primera impresión, así sobre la marcha.
      Un abrazo

      Eliminar
    2. Espero que consiga con el experimento lo que pretende. Si hay algo que siempre me interesó de sus textos, entre otras cosas, fue su estilo narrativo tan cuidado, tan literario. Creo que es algo que te caracteriza. Tus textos tienen una clara voz narrativa, absolutamente distanciada del autor.
      Haciendo referencia al texto, hay algo que funciona bien en los “relatos” muy breves y es decir un par de cosas bien claras para dotar a la historia de un sentido completo, al margen de que pueda haber acontecimientos precedentes que no se cuenten. Yo, como ves no cuido mucho el estilo y me paso la vida experimentando también. Lo último que se me ha ocurrido ha sido coger uno de los escenarios-minirelato e intentar hacer un relato breve. Lo he puesto en una pestaña en la parte superior del blog: “no puedo volver y entenderte”.
      Volviendo a la escritura que nos atañe (que me disperso), en “El catalizador de la muerte”, a mi modo de ver, hay una historia, breve sí, pero en lo que se cuenta ya hay sentido suficiente para interpretar qué es lo que está ocurriendo, como he interpretado en mayor o menor medida, con mayor o menor acierto. Es cuestión del autor dar luz a lo que se haya podido escapar, solo si fuera necesario o lo creyera conveniente. Estoy seguro que, me hubieras dicho lo que me hubieras dicho, justificaría o aclararía lo que se me hubiera podido escapar. De cualquier forma todas las historias vienen precedidas de una vida entera hasta llegar a ellas.
      Y decirte que me ha gustado mucho y podría concluir con mi interpretación diciendo que “el cuervo” es un tipo al que su conciencia castiga: (“…y las historias se consumían en la espesura de las sombras que proyectaban los resquicios del amor y la muerte, de la invariabilidad de la vida, de la crueldad del ciclo inminente” ) porque tiene una vida opaca que le atormenta, y no es capaz de conservar el amor de la mujer que adora, mujer que le sostiene y le alivia de ese tormento. La pierde y decide acabar con su vida: (<>, él en su desespero inmutable sería consumido por la muerte del amor; <> terminó por exhalar.)
      De cualquier forma, te diré, que me gusta tu estilo, me gustan las historias que escribes, me gustan los borradores, los ejercicios, los experimentos, y que te agradezco que hayas decidido compartirlos en el blog. Y que me des cancha, porque yo aprendo con lo que tú escribes.
      Hace poco me di cuenta de lo que también aprendía con los escritos de nuestra amiga común. (sí, Esilleviana, estoy hablando de ti) Decidí aceptar sus “experimentos”, con ellos, me ha llevado a descubrir muchas cosas nuevas.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. El cuervo acabó por marcharse ya que era portador tanto de malos como de buenos augurios. Malos presagios porque guardaban cierta traición con el deseo más profundo que él mantenía: buscar la esperanza y la aspiración a poder confesarle a ella su amor. Y los buenos deseos que el cuervo predijo fue su aparente valentía que en algún momento lideró su actuación y sus pasos hacia ella.

    Siempre es agradable leerte.

    un abrazo :))

    ResponderEliminar