10 febrero, 2013

Prólogos de la nada


Al construir un prólogo, nos debemos más que la posible historia final, 
algo como el sibilino placer de la experiencia en si misma...

Bajo el estribillo que inventa el artista, se esconden la verdaderas historias, las que no tienen nombres, las anónimas y que posteriormente pasarán a formar parte del largo historial de tragedias que persisten en la ideario de las personas ordinarias. El artista distorsiona, manipula, y con el egoísmo del que no debe desprenderse, simplemente retoca la versión que le han proporcionado, la dota de su esencia, de sus complejos y virtudes; de esta manera, para cuando ha iniciado la labor constructora de su obra -a base de algo tan ajeno y propio como esas Ideas-  ya se ha gestionado una transferencia de pasiones. Aquel artista ha sido absorbido por su obra, y esta última no puede librarse de su creador pues le necesita para ser finalizada. 
Parasitismo creativo, fue el nombre con que denominó aquel proceso el protagonista que inició su autodestrucción trascendental al convertir en historias todo lo experimentado, tanto personalmente como de forma ajena... Despojarse de si mismo era todo lo que necesitaba, matar su yo para ser ajeno a todo lo que haría y así alcanzar la cumbre de todo lo que alguna vez soñó.

3 comentarios:

  1. Sr. Zimmer,

    Le veo a usted brillante aquí. Qué pena que yo no sea un artista y que no me sienta así. Comparto el pensamiento que aquí ejecuta y conozco ese afan depredador, ese parasitismo. No hay nada más fabuloso que ir haciendo prólogos por la vida, de la tuya propia y de la de los otros, estos, conocidos o desconocidos; es una forma estupenda de explicarse el mundo. Tener acceso a esos prólogos nos acerca a la posibilidad de crear historias, aunque sea sin tanta ambición, sin pretender, sin necesitar despojarse del yo. Sin aspirar alcanzar tan altas cumbres.

    Me alegra mucho leerle otra vez,

    Un fuerte abrazo

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  2. Es una explicación muy reflexiva y profunda, el hecho de pensar que cada escritor transfiere algo personal y propio a sus personajes. Pero en el caso de transcribir la biografía o el pensamiento de un asesino o de un pederasta o de una pirómano o de un estafador o un corrupto o un mafioso... el escritor aporta algo propio a ese personaje?? quizá todos llevemos una parte oscura, impenetrable y misteriosa que solo aflora en circunstancias concretas y muy precisa como es el momento de escribir un texto o desarrollar una novela. La escritura como terapia jajaja

    también me alegra leerte.
    aquí nos tienes, a tus dos admiradores :))

    un abrazo

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  3. Matar el 'yo' social para ser ese 'uno mismo' individual al que muchos temen.

    Cierto. Es muy difícil. Pero de algún modo debe de poder hacerse.

    Saludos

    J.

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