Abriéndose surcos a través de sus ideas, emergía acaso la necesidad o necedad de hacerse notar de una manera singular y que sin duda le había proporcionado algunas ganancias. No era un tipo demasiado intelectual aunque sí carismático pero al mismo tiempo guardaba celosamente su egoísmo acaparador. Alguna vez se le escuchó decir a alguien que aquel joven poseía la ambición necesaria para hurtar al mundo, sin embargo carecía de la capacidad esencial para que el mundo permaneciera con él luego de que hubiese terminado la escena de pinta teatral,...