24 febrero, 2011

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Martes 22 de Febrero de 2011

" Es claro que el sexo ocasional -e incluso el de muchas parejas afectuosas- trae las virtudes/placeres y hasta poderes curativos que ya he experimentado, sin embargo ayer encontré en el bar a una tal Aubrey o Ms. Murdock, como deseaba que la llamara -rubia intrépida-, que me ha dado mucho más que las horas de goce que se terminan lavando con una ducha. Hablar con aquella mujer totalmente inesperada luego de un acuerdo tácito para encontrar el idioma en que nos comunicaríamos, logró seducir las horas que sucedieron a las 10 pm en un ambiente como el que solo provee el mar. Tocando conversaciones inteligentes - de esas que no se precisan todos los años-, recubiertas de risas tan espontáneas que no son más que el alimento del mismo espíritu -y del cortejo común que coincide con la perfección atea de ambos-; permitió dejar algo más que la huella febril que se borra con la marea, algo más que el recuerdo de sexo que se añeja con los días, en su lugar me dejó algo inusual: besos de sabiduría; y eso no se añeja, eso perdura a la vida misma.
Probablemente estoy loco y mañana puede que vuelva a las batallas fermentadas con sudor desenfrenado, pero al menos a ella la recordaré por encima de las que vengan por hacerme mejor hombre, no por el momento en la habitación, sino porque juntos nos bronceamos en una noche plagada de risas, caricias, servilletas con tinta y neuronas. Todos pueden coger, pero no cualquiera puede pensar.
Ambos nos vivimos, pero sé que ella seguirá siendo una de las odas a la mujer inteligente..."

17 febrero, 2011

Amanecer

El joven se ve en el espejo, se sienta en la banca con aquella imagen en la mente. Se ha equivocado con su idea de amor. Prende el cigarrillo sin desesperación; los minutos ya no le calzan en su paciencia. Las calles son bifurcaciones que definen decisiones. Toma de su vaso el whisky mientras los coches atraviesan su vista. Se ha dado cuenta que ya no es aquel joven, sino un hombre que refleja los calendarios en el rostro. De su boca transita la frase de manera imperceptible pero con significado rotundo: Be better.
De repente toda ha cambiado pero continua amaneciendo.

14 febrero, 2011

Titulares sin venta

En vista del tema de libertades, mi conciencia se sacude y le atribuye a Egipto las ganas de sacar a San Valentín del calendario junto a sus ministros de mercadotecnia que andan por ahí intercambiando rosas por cerebros. -De revoluciones-

Resultaba irónico su miedo a las alturas, considerando que por más pequeña que ella fuese, en la cama era una gigante que no dudaba en viajar a la luna cada madrugada. -¿Acrofobia, o minipost fuera de contexto?-

De facebook sabemos que es un zoológico moderno, que con pantallas como rejas retiene a millones de animales. ¿Twitter? No es un zoológico, sino un circo que consta de actos de 140 palabras. -Alienándonos o enREDandonos-

Cuando aconteció aquel 14 de febrero, Mario, autoproclamado dandi de las letras, escribió a Rumenilda tan funesta carta de amor que esta última luego de mostrársela a sus amigas, justifico la pésima calidad de la prosa de su amado argumentando que a "Marito" a veces le costaba trabajo reflejar todo su amor e intensidad pasional en un papel. A sus amigas sin embargo les pareció que "Marito" era un idiota más puesto en evidencia. Desde entonces, él aprendió que es mejor parecer un estúpido a tener que abrir la boca y confirmarlo... o en este caso escribirlo. -El dandi caído-

11 febrero, 2011

Oscurantismo literario

Ante el empeño editorial de hacer proliferar a cierto(s) tipo(s) de "escritor(es)", en las afueras de aquella librería promocionaban la última moda: "Halls visuales". Según decían, con la intención de quitar el mal sabor de vista luego de que se contempla tanta mierda escrita (y que continua publicándose en detrimento de la inteligencia de los lectores).

08 febrero, 2011

I ricordi della musica (La stagione)

"Volevo dirtelo, prima di andartene"

(...) Lilas, eran lilas las hojas que caían mientras se mecían aquellos árboles. Un tanto melancólico según recuerdo, y sin embargo la belleza sobrecogía todo a su alrededor, como si esperase capturarlo en un momento eterno: atrapar al sol con una mano, o quizá en un beso mientras el atardecer dilataba su abrigo. El cáncer no era suficiente para aminorar la sonrisa que desperdigaba a mi alrededor, luchando por hacerme olvidar las preocupaciones; insistiendo en luchar más que por la vida, por el amor de una temporada que vale más que esta eternidad bizantina: más que nosotros mismos. Era la melodía que encantaba la primavera y apaciguaba la luz del alba hasta su último aliento. El tiempo se acaba con las manecillas, las temporadas caen junto al pelo; pero sin importar, aún hoy sos la esperanza de mi amanecer...