27 octubre, 2011

In vitro

Con la duda reposando en la cabeza y la cabeza en su almohada ajena. Con el día atorado en la garganta, la mujer de tacones, campante y hermosa barajaba los dedos en cuenta regresiva. El reciente viaje al supermercado le había despertado esa incertidumbre que yacía bajo sus cabellos y se propagaba en forma de calambres por todo el cuerpo. En la cuerda ambigua de emociones se balanceaba sin dar crédito a su futuro. Su vida era una metáfora en si misma. La noticia estaba en sus manos. Luego, con un rápido vistazo logró enmudecer su angustia al igual que a todo el aposento solitario; de su manos el mensajero cayó. Quietud, vida y una sonrisa que rompía al infinito en dos... en dos, eran dos. Supo que era posible después de todo: su vida era plural, al fin sería madre, pero en aquel momento eran uno. Y al pensarlo, acarició su vientre con ternura.

10 comentarios:

  1. Nada como la maternidad, o la paternidad, para dejar de ser uno...

    Luego de eso, al hombre sólo le resta un cambio por intentar, ese del que no hay retorno.

    Saludos

    J.

    ResponderEliminar
  2. Hermoso, bien descrito, como si formara parte de una vivencia personal y en este caso transferible.

    ResponderEliminar
  3. Debe ser el colofón o broche de oro a una espera gratificante y esperanzadora. Siempre es muy confortante leerte.
    Me imagino la situación: ella tumbada sobre el conchón y los brazos de los demás, esperando que llegara el momento de averiguar si estaba o no embarazada. Muy hermoso, Alejo.

    un abrazo

    ResponderEliminar
  4. "Su vida era una metáfora en si misma."

    Adoré esta frase.

    Y sí, debe sentirse extraño ese momento donde la vida empieza a ser +1.

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  5. "Su vida era plural", qué alivio leerte.

    ResponderEliminar
  6. Alejo, In vitro me parece un buen ejemplo para decir que en un relato corto, microrelato, el título es fundamental. Cuando introduces "...eran dos. Supo que era posible después de todo:..." para desvelarnos por fin que lo que se está recreando, en un escenario elegido, está pasando para enlazar con el título y justificar toda la historia, elevas la escritura y consigues verosimilitud, dando coherencia al conjunto.
    Está de puta madre, es de maestro.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  7. HOLA!!!! por acá "blogueando" como ya no es tan de costumbre :( jejeje
    hermosa forma de contar la historia!! desde la primera oración me conquistó " Con la duda reposando en la cabeza y la cabeza en su almohada ajena"
    Bello!!

    Un besoso de aquellos ;)

    Ps. Leí más abajo, veo que no pierdes tu "mojo" ;)

    ResponderEliminar
  8. José, indudablemente nos alienamos -y con motivo- de nosotros mismos, para ser de otra persona.

    Muchas gracias Araceli, unos de los cometidos se cumple si se transfiere.

    Una cereza en el pastel de la vida Esilleviana.

    No debe ser otra cosa que el inicio de la magia real Emilia.

    Gracias Palabrota.

    Antonio, vaya comentario! Es extraordinario que remarcarás esa frase, porque la idea también pienso que se condensa ahí, y precisamente de ahí surge el título -casi que inmediatamente-. Pienso igual, que la necesidad de amarrar título y texto es intrínseca; son uno solo, y que los mensajes de lo escrito en algún momento -a veces mediante cierta desarticulación de lenguaje- no hacen más que volver al punto de inicio de la lectura cual es el título referido. Infinitas gracias Antonio.

    Belén, en efecto, debe serlo.

    Pau, un poco extraviada eh? el reto de conquistar siempre esta ahí, es un juego. Y al menos por hoy, sonrío que desde el inicio te atrapó el texto. Ah y sobre el mojo? jajaja -sólo risas yo-...

    Gracias Gi.

    Un beso y abrazo a todas y todos.


    Alejo

    ResponderEliminar