03 noviembre, 2011

De engaños


El reloj en la pared daba las seis y treinta y cinco de la tarde. Manuel, quien había arreglado aquella reunión de amigos, había sido el segundo en llegar, justo unos minutos después de Paola. En aquel momento ya todos estaban sentados en la mesa. Andrea conversaba animosante con Carlos, mientras Luciana le rozaba de manera coqueta el pie a Pepe bajo la mesa; la única ausente por el momento era Sofía, pero ella era conocida por su impuntualidad. Luego de haber ordenado las bebidas y mientras todos ojeaban la carta, Mandy preguntó a Manuel el motivo de aquella reunión, dado que no era usual que se reunieran todas las viejas amistades sino era por un motivo en especial. Jorge, la interrumpió para que la vista de Manuel se posara en la rubia despampanante que estaba sola en la barra del bar. Podrías ligartela don Juan, le dijo Jorge. Hasta ese momento, Manuel era conocido por sus historias de ligador de mujeres, así como haberse ganado la reputación de macho alfa del aquel grupo de personas que comenzaban a ordenar la cena. Sin embargo Manuel tenía otros planes, y sujetándole el brazo a Mandy, le susurró <<tengo una noticia que darles>>. Inmediatamente se levantó, y la atención de todos se volvió hacia él. - Como siempre he creído que es mejor ir al grano, y más en estos asunto, les vengo a informar -pues al parecer únicamente ustedes no saben, pensó- que soy homosexual y estoy orgulloso de serlo. La mesa se lo tomó en broma como era de esperar. Sin embargo el semblante serio de Manuel, les daba a entender que aquella noticia era cierta. La mesa quedó perpleja. Justo en aquel momento Sofía había llegado, y ante el silencio que se apoderaba de todos preguntó como es normal, que era lo que sucedía. Luciana, que había dejado de coquetear hace unos instantes con Pepe, la puso al tanto de la noticia. Pero si tú eres un mujeriego, le espetó atónita Sofia. Manuel sonrió para luego decir: - Es para que se den cuenta que los hombres también podemos mentir igual de bien que las mujeres.

9 comentarios:

  1. Jajaja. Pues sí, la mentira no es exclusividad de ningún sexo.

    Muy divertido el realto.

    ResponderEliminar
  2. El escenario y la recreación tan dinámica que le impones al relato me gustan mucho. Como advierte el personaje pues, en estos asuntos es mejor ir al grano y no andarse por la ramas, y sin dudar, cargarse toda una reputación, en un breve momento, y que seguramente le costó hacerse lo suyo.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  3. Hoy me torno aún más común, corriente y general... por aquí tenemos un dicho (más o menos o algo así como), "dime de qué presumes y te diré de qué careces...". Cada vez confio menos en las fachadas y apariencias, encierran algo insospechado jaja.

    Muy bien descrito y puntualizado, como es su costumbre sr. Alejo Z.

    me alegro de leerle...
    :)

    ResponderEliminar
  4. Jajaj, me gustó.
    Y claramente la mentira no es propiedad exclusiva nuestra!

    Abrazo.

    ResponderEliminar
  5. ¡Estupendo! La situación no es rara en absoluto, por el contrario, pasa cada vez con más frecuencia. Y eso es lo bueno, que cada quien sea lo que necesita ser sin tener que rendir cuenta a nadie.
    En estos casos, la mentira lleva un gran punto de ventaja, todo el que necesitó el protagonista para quitarse los prejuicios de encima.
    Muy bien abordado, me gustó mucho, Alejo.

    Muchos cariños.

    ResponderEliminar
  6. Pensé que el relato iba por otro lado y de pronto, cambia rotundamente...
    La mentira, el engaño es una cara que casi todos tienen.Lo bueno es parar en algún momento y mostrarte

    Besos, Alejo

    Como siempre excelente micro

    ResponderEliminar
  7. Como diría mi amigo Freddie: Oh yes I'm the great pretender...

    Saludos

    J.

    ResponderEliminar
  8. de todas las cosas copadas que tenemos las mujeres para que los hombres nos compitan y mejoren, siempre se quedan con lo choto. homo o hetero siguen teniendo genes xx

    ResponderEliminar