16 febrero, 2010

1. La cañería.

Para la paciente N° 24,
que con su ingenio inauguró el primer molde de este Taller, Gracias.


Eran las 6: 32 am, del día domingo, cuando un ruido familiar lo depertó. Sentado ahora contra la cabecera de su cama, estos primeros pensamientos emanaron de su cerebro y se desbordaron en el asalto al recuerdo:


¿De donde resurgen los sonidos que parecieran haberse extinguido?
¿Será que se mantienen en lucha constante para no volverse parte de la memoria de los olores? ¿Esa que impide recrear cualquier aroma memorísticamente? En algunas situaciones predispuestas, pareciera ser una buena solución desaparecer la familiaridad de sonidos que lleguen a volverse tan poderosos, que son capaces de sustituir su golpeteo seco, metálico por el propio grito de desesperación que añora escapar para liberarse de la tensión; sí, quizá sea precisamente eso: presión o tensión, como la que guardan las cañerías y como escape fortuito, dejan salir ese ruido entre paredes de concreto cuando el líquido se abre paso a traves de ese conjunto de venas intrínsecas a la estructura que las resguarda.
Quizá esos canales que sirven de benefactores a los recuerdos cuando un sonido tan propio e inexplicable como el de una cañería que llega a robar el sueño en las mañanas cuando el agua se cuela por ellas, o quizá la fuga que se transforma en esperanza -producto de la creatividad de una película-; logra formar parte de nuestra vida. ¿ Como algo tan simple y molesto al principio se acopla a nuestra vida llegandolo a extrañar si nos lo es arrebatado?.
Probablemente no sea muy grande la diferencia entre el sonido de una tubería y nuestro propio hablar-ser, que llega a mimetizarse con la actitud de quienes nos soportan, y a ser erradicado por quienes no pueden llegar convivir con esos defectos propios de la edad de una tubería-humana.
Sin embargo me abrazo a la idea del inicio: ¿de donde resurgen algunos sonidos? En este caso del sonido de una cañería; la que me despertaba de la realidad a las 6:30 am de un domingo, con el propósito de hacerme notar que vivía un sueño al darme cuenta que estaba naciendo de entre tu piel. Que la imperfección que muchos creían, no era más que la virtud de transformar arrugas en sonrisas, ruidos en melodías, sueños en realidad... y todo por la falta de ese sonido, el de nuestra cañería, que hoy volvió a golpetear secamente tu ausencia, recordándome cuanto te extraño.


Hacía 2 años que aquel ruido se había extinguido. Hacía 2 años que ella no dormía en su cama, mientras 730 días se disfrazaban de 2 minutos



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6 comentarios:

  1. Te agradezco tus palabras tan piadosas conmigo, no merezco tanto. Por otro lado, me gusta transformar sueños en realidad pero lo que me enfada y duele es la realidad. Un abrazo, amigo.

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  2. A veces hace falta disfrazar las cosas para poder seguir viviendo, para que no nos vengamos abajo.

    Un beso :)

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  3. Se oye ese perfecto sonido de las cañerías interiores. Es el rugido furioso de las tripas que se mueren de hambre y tiempo.

    ME ENCANTÓ.

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  4. hola Alejo simplemente grandioso palabras que llegan profundoooooo un abrazo grandisimo

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  5. Sólo cuando ya no duele, es lindo que un sonido o un olor nos traiga de vuelta por unos segundos a esa persona... Nos muestra cuanto avanzamos!

    Besos!!!!

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  6. Paciente, Me alegra que te haya gustado, desearía que se me hubiera ocurrido lo que pusiste en el comentario jaja.
    Para nada Palabrota, los elogios te los tienes bien merecidos. La realidad es...bueno se parece a la cara de la Luna que Siempre vemos: a veces la amamos a veces la odiamos.

    Señorita,muy cierto el problema es saber que hay abajo del disfraz :P

    Bett, jajaja ¡Gracias! por seguir por estos lares.

    PaU, OUCH!!!!!!!!! Pero muy muy cierto. Solo ese comentario amerita un post!

    Reparto abrazos afectuosos para todos,
    Alejo.

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