03 septiembre, 2009

Algo relativamente inusual

Setiembre 4, 2009 : 12:48 am...



Se encuentra al parecer inmerso en la lectura, con la mano derecha sosteniendo el vaso que contiene el refresco, mientras que su mano izquierda se posa delicadamente entre las páginas 61 y 62; esto con la finalidad de que no se entremezclen las páginas, pero siendo cauteloso de no maltratar al libro, pues quizá para este joven que se encuentra sentado solo, a un costado de un salón a casi vacío, separar de forma grosera las páginas de su libro, significaría correr el riesgo de desprender las hojas que se discurren entre sus dedos y ante sus ojos; suponiendo que al igual que un árbol, las hojas que revisten su follaje deben caer por voluntad del mismo y no por mero capricho e inusitada violencia de una fuerza externa. Las personas siguen saliendo del salón al tiempo que comienza a adueñarse la quietud del lugar en donde se encuentra el joven. Una palmada en su hombro seguida de un apreton de manos lo sacan de sus pensamientos,es un viejo conocido, luego una mano en su muslo que sirve para dar impulso a un beso apresurado en la mejilla: una vieja conocida. Ambos personajes dilucidan una sonrisa un tanto forzada que se acerca más a una mueca, y prosiguen su recorrido original, dejando al joven divagando en la intimidad de sus pensamientos: - De vez en cuando resultaría útil poder desentrañar el lenguaje de los saludos, junto a la supuesta cortesía a la que conllevan, pues en hartas ocasiones traen consigo a la ya fastidiosa y aburrida costumbre y que suele acompañarse de su hermano el tedio, y que por si fuera poco amanecen al lado de la cama como remoras; en lugar de hacerse con la buena intención y no como una obligación cotidiana; para eso mejor pasar de largo sin molestar a nadie, porque al final como dijeron; si no lo va a hacer de buena gana mejor no lo haga.

Enseguida el joven a vuelto a enfrascarse en la lectura que había sido interrumpida por el milenario arte de saludo, pues no hay duda que dicha acción llevaba miles de años de existir y que hasta el día de hoy mira con esperanza el futuro para evolucionar, probablemente más impulsada por el temor de no integrarse a la selección natural de Darwin y desaparecer, siendo no más que otro ri
tual que los seres humanos extinguen; lo que daría como consecuencia, el convertirnos en una especie de máquinas autómatas; aunque este dato no lo podamos corroborar. Pero volviendo con nuestro protagonista; cabe decir que al momento que este fijó su mirada en la parte de la lectura que había quedado leyó: "...la presunción, sobre todo la de la mitad masculina del mundo, es como esos supuestos amigos que a la menor contrariedad de nuestra vida se escapan hacia o miran para otro lado y silban disimulando." Sin más preámbulo y sin ocultar la sorpresa: tomé un sorbo de mi refresco y me dispuse a reír de buena gana.











Luego de los inusuales párrafos anteriores, en donde me visualizo desde otra óptica (por demás fuera de lo común); vuelvo con mis ya conocidas recomendaciones. En este caso se trata de dos películas que me encantan y que por supuesto poseen gran calidad en sus arreglos musicales (en especial la obra maestra de Ennio Morricone), y que además resulta extraordinariamente emotivo visualizar el sentimiento que mueve ambos filmes, el cual desde mi punto de vista puede resumirse en lo dicho por Albert Einstein:

"Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos."

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