13 noviembre, 2012

Deformación


En medio de la fiesta y sus discusiones, las risas -algunas fingidas y muy pocas verdaderas-; los asistentes de aquella reunión circulaban en menor medida dependiendo de la cantidad de licor que cada uno hubiese ingerido. Cada una de aquellas personas charlaba con alguien, incluso quienes eran menos sociables se entretenían con aquellos que poseían "aptitudes sociales" similares las suyas. El parloteo no cesaba y el ambiente danzaba al compás de la música de turno, escogida cuidadosamente por el dueño de la computadora y organizada en varios playlist. Todo transcurría y sin embargo ahí estaba ella, con la cabeza vuelta hacia el cielo, un cielo más estrellado de lo común, al menos para una persona que repara en esas cosas. No la quise interrumpir, resultaba fascinante como se había abstraído de aquella gente que no paraba de pasar a su lado, pero que no terminaba de reparar en su presencia. Recuerdo haber pensado que el tiempo se había detenido precisamente en ese lugar, hasta que finalmente bajo su mirada y su pelo retornó al lugar que le correspondía; su mirada en un inicio parecía pensativa, como si intentara recuperar algo que se había quedado allá arriba, en las estrellas. Al breve momento suspiró y la melancolía salió de sus pulmones, luego cayó en cuenta que la observaba, así que me sonrió a medias como quien le sonríe a un desconocido y luego optó por entrar a la casa. Fue de esa forma que me quedé sólo otra vez, la visión que me había proporcionado aquella mujer, para quien ahora yo le resultaba un extraño, me había transportado a los años en que ella y yo vivíamos juntos, a la forma en que ella solía verme con cierta inquietud mientras yo contemplaba el oscuro cielo nocturno para olvidarme de tantas cosas, para encontrar espacio en mi cabeza, para vaciar el pasado en aquella negra inmensidad. Irónicamente en el momento en que Silvia entró en la casa, recordé sus palabras de forma inexacta, justo las que me decían que el pasado era una cuestión de peligro, pues era una de las pocas cosas que podíamos manipular en nuestra soledad. En ese momento pensé que nuestro matrimonio no había sido tan malo como recordaba.

4 comentarios:

  1. Al final, puede que la distancia nos dé otra visión de la realidad. Solo los que han madurado descubren otra perspectiva de su existencia? puede ser? usted hace tiempo que sazonaste la madurez suficiente como para ser investigador de lo que constituye el mundo real.

    Un abrazo amigo :)

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  2. Genial! La principal causa del divorcio es el matrimonio, diría Groucho.

    Abrazo!!

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  3. La contemplación es un lujo que muy pocos saben darse hoy en día...

    Saludos

    J.

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  4. Tremendo el pasado como lo deformado, me encantó. Saludos, he regresado!

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