11 junio, 2012

Un carcomido pensar (anticuento III)

A ella le encantaba que le metieran mano los tarados, mientras que a mi me manoseaba el cerebro: que reputa  se había vuelto mi cabeza que buscaba el placer en los lugares menos apropiados. Solía decir que los príncipes no existen, aunque a menudo y a la vista de los miopes, hechizaba la lengua con la que me atragantaba cada vez que me reía de su risa. Era joven y audaz, galopaba a rienda suelta y no se preocupaba del peligro, como si entendiera que aquella era la única forma en que vale la pena ser peligrosa. Abajo de mi pelo, le guardaba un cajón de adjetivos, ella me guardaba el celo de hija de puta que me hacia recordar el orgullo de morir sólo por accidente. Lo malo? que sus pies no me hacían caso, no me apuntaban abajo de la mesa, aunque su mirada tentadora me provocara la imaginación que tanto reprocha la moral acusadora. Del otro lado la otra, su acento y sus caderas, pelo de gitana y ojos sin prisa. No pide sueños ni requisitos; sus cuentos son los callados, los que guardan las manos silenciosas. El licor cambiaba el panorama, pero la impertinente realidad palpaba el engaño momentáneo, el futuro de la mañana presente era inevitable. La droga que se apodera de los sentidos y apaga el cerebro. No me mientas me pedía el cerebro, que yo soy mejor impostor que tu. De esta no salimos victoriosos, aunque hay peores cosas que la derrota. De pronto sólo quedábamos los dos: mi cabeza y yo; las mujeres se hicieron cenizas, el consentimiento se dividió, el masoquismo del arte nos carcomió, la cuenta pagué y en medio de la noche y el amanecer, mi mente decidí extraviar por el andén del que una vez tuve que aprender nada de lo sé.

4 comentarios:

  1. Qué compromiso ser la primera en comentar.
    Hilando el comentario con el post anterior, te das cuenta la diferencia entre el femenino (la cabeza, la mente, la razón, la lógica) y el masculino (el cerebro, el seso, el entendimiento, el juicio)... bueno, me lié pero la primera idea era que la parte física, palpable y latente de nuestra vida sería como el cerebro masculino, siendo vosotros menos idealistas que nosotras y la parte sensible, la que establece conexiones y relaciones entre ideas, cosas y personas es la parte femenina. Hoy tampoco bebí pero como si estuviera ebria.

    Me agradó mucho tu lectura.

    un abrazo :)

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  2. qué pasó!
    no tienes más comentaristas??

    otro beso para ti :))

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  3. Quedo mal si digo que no entendí nada? Supongo que viene relacionado con los anticuentos anteriores. Después de leer a Esilleviana, capté cierta idea y hasta releí un par de veces el texto. Creo que hoy es un día que no puedo pensar mucho, algo no me funciona.

    Salute!

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  4. Algunas personas/seres/cosas tienen tal magnetismo, nos atraen con tanta fuerza que la única forma que tenemos de escapar de ellas es destruyéndonos, dejar de ser, convertirnos en piltrafas de nosotros mismos para continuar, luego, y de ser posible, reconstruyéndonos.

    Pocos logramos esto último.

    Excelente texto A.

    Saludos

    J.

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