27 marzo, 2012

Del tiempo y su padecer

Han pasado segundos y debajo del árbol veía marcharse a sus amigos, la frágil sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo, hasta convertirse en la línea habitual que se dibujaba bajo su nariz. Postreras imágenes desvencijadas hechas de sencillos y pequeños momentos habían sido traídas a flote por la situación que momentos antes había presenciado. Ahora de pie y con si mismo, pensaba en lo corto que es una sonrisa cuando se logra disimular y en lo cruel de la felicidad cuando se llega a imaginar.
Han pasado minutos y en la parte trasera del taxi él enlazaba sus dedos con los de ella. La pasión febril le sonreía en su cabeza, lo que provocaba que en su boca se dibujara la vanidad que sostiene a menudo el pensamiento de los hombres. Allí estaba ella a su lado y eso era lo que importaba. 
Su cabeza reposaba en el pecho del hombre que ahora la acariciaba; por un momento pensaba en la idea que la había llevado hasta esa situación, aquella serie de pensamientos e imágenes que su razón había construido tiempo atrás, y que  finalmente parecían haberse acoplado. Creía haber comenzado a querer a la persona que la había colmado de cariño de forma prolija y afectuosa, de quién creía, la había sacado del letargo sentimental; en fin, haber escogido la imagen que ella anhelaba. No obstante la disparidad entre el perfil que había creado y la persona que ahora se encontraba a su lado representaba una duda que incrementaba poco a poco el temor a un futuro erróneo. Se supo una Eloísa distorsionada y engañada por sus propios anhelos. Bruscamente levantó la cabeza y al mirar por la ventana trasera del auto, no pudo alcanzar a reconocer al Abelardo que atrás había dejado. Lejos de los segundos y minutos, ahora tan sólo lentas horas.

6 comentarios:

  1. Se supo una Eloísa distorsionada y engañada por sus propios anhelos. Así me siento. Muy buen post, muy grafico

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    1. Efectos colaterales del anhelo Meli, nada más...
      Saludos.

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  2. Como cambian las cosas, y las personas, cuando la óptica desde la que miramos se distorsiona, apenas, una fracción, una lágrima menos, un pensamiento más frío, una sonrisa de más...

    Y las cosas ya no vuelven a ser lo que eran.

    Saludos

    J.

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    1. Cuando el espejo se rompe, se fractura la fantasía.
      Un abrazo José.

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  3. Eloísa y Abelardo son los protagonistas de una canción de J. Sabina.
    Sabes la historia de esta canción (seguro que sí jaja)?
    J. Sabina leyó una noticia acerca dos adolescentes que se escaparon a Portugal y él compuso la canción pensando en los dos amantes más célebres de la Edad Media y aquellos adolescentes.

    Una cosa es lo que imaginamos o deseamos de la otra persona y otra bien distinta, lo que descubrimos de ella... y luego llegó el divorcio express.

    un abrazo Alejo
    :)

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    1. "Alivio de luto". Precisamente Esilleviana, aunque desconocía la historia precisa de los adolescentes. Sobre los amantes, está de sobra hablar de ellos ya que son harto conocidos. Pero que pasaría les hubiera ocurrido el desengaño de las horas que pasan? Una pregunta válida sin duda; y de esos encontronazos con la realidad se terminan alimentando las estadísticas jaja.
      Un abrazo.

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