Justo en el momento en que el monstruo abrió los ojos por primera vez y contempló el laboratorio; su creador, con instrumentos en mano, mostraba una sonrisa de satisfacción por lo que acaba de realizar. Nadie sabe explicar bien qué salió mal, unos dicen que el monstruo presa del pánico confundió al hombre que tenía frente a él; sea como fuera, aquel doctor no pudo explicarle a tiempo que la bata blanca que vestía no lo hacía un carnicero.
Jaja, fantásticamente gráfico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entiendo al monstruo totalmente, yo hubierta reaccionado igual.
ResponderEliminarLa bata blanca siempre da solemnidad...
ResponderEliminarY así el monstruo se quedó solito porque nadie lo quiso como quien lo creó.
ResponderEliminarAbrazo!
¿En qué momento el aprendiz llega a superar al propio maestro?
ResponderEliminaro al menos se igualan...
un abrazo
Jajaja... debió quitarsela antes de despertarlo... o aprender a hablar más rápido para salvarse. Mala suerte...
ResponderEliminarPara mi también es grato volver a leerte Alejo
Besitos :D
Eso le pasa por ponerse
ResponderEliminara jugar con células madre,
muy bueno,
un saludo
¿Y quién lo manda a vestirse de ese modo?
ResponderEliminarSaludos
J.
Imagina que hubiera pasado si Frankie se encuentra con un ejecutivo, en vez de un carnicero.
ResponderEliminarNuevamente mi hermano. Visualmente poderoso. Me encantó. Un enorme abrazo. Te sigo leyendo :D
ResponderEliminarHay que tener cuidado con los Frankenstein que uno crea...
ResponderEliminarAbrazo!!
ajajajaj final inesperado! .... me imagino el cuadro! una mirada impactante y congelada de los 2.
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