04 octubre, 2011

Tragedia


Con una mirada adusta marcaba el ritmo incesante de las letras. La melancolía desbordaba por sus dedos, pero sin lágrimas que pudiera lamentar. Una mandolina, o quizá un violín marcaban el compás de sus pensamientos. Titilaba por sus ojos el pasado, mientras el presente se daba prisa por perdurar en un instante de futuro que quizá no llegaría. La certeza de la mortalidad nunca había cruzado su mente. Había vivido lo mejor que se había permitido. Los errores siempre fueron su sombra perpetua, más a ellos solo podía agradecerles su verdadero aprendizaje; la gracia con que otrora se había movido con elegancia. La virtud que le había entregado la vida a través de aquella persona de la cuál se había enamorado. Aquella mujer que enarbolaba la pasión con sus besos. Que tejía la unión de las estrellas cada vez que sus miradas se encontraban. Llena de candidez y ternura solía dibujar las caricias cuando en la penumbra se encontraban. Eran ahora palpables las imágenes fugaces que cruzaban sus recuerdos. Habían disfrutado tanto durante el pequeño lapso que la vida les había permitido. Y ahora quedaba solo la minusvalía del desencanto de despertar de un sueño. La tragedia acaece sobre los románticos solo para recordarles lo valioso y efímero que es. Desde el día que murió, ya no había tacto que reencontrara el calor de aquellos muslos, ni la estela de humedad que alguna vez sustrajeron al alba. Todo se había desvanecido a través de tantos años. La ironía de Shakespeare llegó al momento que terminó de escribir su última carta. Ahora él la vería en algún otro lugar, le entregaría las cartas que había apilado a lo largo de su vida. Un lugar desconocido por los vivos, pero transitado por quienes deben a lo efímero su existencia más rotunda y significativa: los amantes.

7 comentarios:

  1. Sr Zimmer,
    Un narrador omnisciente capaz de observar y espiar desde arriba al mismísimo Shakespeare. Un ritmo suave que hace el mismo ruido que una pluma de ganso al caer en el piso de madera. Solo un poco de lujuria en la sintaxis enamorada de la melancolía, y en el camino hacía el líquido anmiótico de los Románticos, el drama de los amantes.

    Abrazos

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  2. los amantes son seres místicos? no lo había pensado jaja.
    ...........

    Cuando la rosa se haya ido y el jardín esté marchito, no podrás escuchar más la canción del ruiseñor.
    El Amado lo es todo; el amante apenas un velo. El Amado está viviendo; el amante es una cosa muerta. Ama las voluntades de lo que traen estas palabras.

    Yalal ad-Din Muhammad Rumi

    muy bien texto. leerte es siempre aprender :))

    un abrazo

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  3. "Memento mori", le decían a los emperadores romanos cuando ganaban alguna gran batalla. Lo aprendí hace poco.

    Abrazo!!

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  4. "La tragedia acaece sobre los románticos solo para recordarles lo valioso y efímero que es."

    Todo el texto fue una cuchillada tras otra.

    Abrazo.

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  5. Sólo los románticos sabes/mos lo que es vivir una tragedia, la que sea, como propia, sintiéndola más allá del alma, en la verdadera profundidad del ser.

    Interesante texto...

    Saludos

    J.

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  6. Me gusta mucho esta frase que has usado:

    "La tragedia acaece sobre los románticos solo para recordarles lo valioso y efímero que es"

    Sobre mí acaecieron tragedias, superadas, pero tragedias

    Abrazos

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  7. Si, a mi también como a AdR me ha gustado mucho esa frase. La tragedia nos recuerdo lo efímero que es todo, tal vez en el amor más aún.

    te mando un abrazo, martín

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