Nina recién se había desprendido del sostén dejando al descubierto sus pequeños senos mientras que los tímidos pezones apuntaban a la cara de Martín. Este a su vez corroboraba que aquel par de tetas no coincidían con las que había visto en revistas y películas porno ni tampoco se sentían como había imaginado. Son pequeñas y suaves: son impresionantes pensó, al momento que rozaba levemente aquella aureola del seno derecho con la punta de sus dedos. Nina río; quizá no tanto por las caricias involuntarias, sino posiblemente por la expresión de Martín,...