26 noviembre, 2010

23 Diciembre de 1925...

Un candelabro en el suelo y una lámpara nueva colgando del techo. El polvo removido de la ventana y el viento que echaba por tierra los papeles que antes yacían acomodados en el escritorio. La luz mortesina de una tarde nublada se colaba entre las cortinas impregnadas de humo de tabaco mientras la puerta antes cerrada, arrojaba signos de no haber sido forzada; las llaves pegadas en la manilla y a la vez esta sin huellas a su alrededor, daban razones para llegar a la conclusión que quién había ingresado en la habitación no lo había hecho de manera violenta, sino que ingresó por otra vía; ¿pero cual?
Entonces Arlene añadió a los pensamientos en voz alta de su amigo Morlen:
-Puede ser que haya salido por la ventana, pues los rastros de un paño del que se valió el asesino quedan demostrados por el polvo removido en el marco interior, y esta pelusa no coincide con nada que hallamos encontrado, por lo tanto dejamos de lado que hubiera quedado abierta-. Y dirigiendose a la misma, Arlene sacó la cabeza, y vio la suciedad acumulada del otro lado del marco, es decir en la parte de afuera: - Lo que sospechaba, si hubiera entrado por la aquí, habría algún indicio de haberla tocado para levantarla, y dado que este tipo de ventana solo puede ser abierta por dentro, tenemos que asumir que el asesino no entró por acá.
- Pero, ¿y si ya estaba abierta?-. Le espetó Morlen.
- No lo creo, aún para una persona ágil, la ventana está a una altura considerable para ingresar sin siquiera tocar el marco, además recuerda que no ha nevado en las últimas horas. Y si hubiese querido perpetrar desde arriba, hubiese sido necesario una cuerda para balancearse, pero en ese caso dudo que el tejado hubiera soportado el peso sin desplomarse.
- Entonces lo único que nos resta es que el asesino haya estado ya en la habitación... - Exacto-. Le interrumpió Arlene. -Que quién asesino a nuestro amigo Elías haya ingresado por la puerta y la única manera de lograr ello, sería que hubiese entrado con el mismo Elías-. Y dicho lo anterior, Arlene le dirigió una mirada a su compañero Morlen, mientras en las afueras, la brisa que soplaba, traía consigo cierta humedad que hacía que las calles empedradas en las afueras de la casa del joven Elías se mostraran tan resbalosas como el caso que se les había presentado en las propias narices a Arlene y Morlen, el día que juntos...

20 noviembre, 2010

EL HEMISFERIO IZQUIERDO: del amor

Me gusta imaginarme al amor como un viejo pelón. Sí sí, que insiste en usar pelucas para meterse en un disfraz que le sirva para colarse entre la gente (para ser otro). Además de carecer de cabello, es gordo y feo. Pero bueno, algo debe de tener de atractivo para cautivar a tantos no? pues sí, una verborrea increíble y una mirada como la de medusa, solo que en lugar de dejarte hecho piedra te deja ciego, para que al igual que los bichos que viven en las profundidades del mar y son ciegos, la vista no te sirva para un coño. Pero ya se que pueden preguntarse, y el desamor? pues nada, que es el mismo viejo pelón, solo que para ese entonces ya recobramos la vista y lo vemos tal cual. 
Ahora el problema al que se arriba es que mientras estamos bajo sus efectos, nos hemos convertidos en unos putos adictos a los placeres que suministra el amor, y para el momento que ya no somos peces que navegan en una pecera cómoda, deambulamos es busca de otros narcóticos que generen aunque sea una milésima parte de lo que nos dejó el gordo pelón. Y pues optar por la razón, esa diosa atractiva que genera información y una visibilidad 20/20... mmm, pues para muchos a tal punto ya les resulta demasiada aburrida y prefieren divertirse soñando elefantes rosados y moteados en un infinito narcótico de amor.


Por esas extrañas situaciones en que a uno le llegan historias pasadas y "presentes". Me veo en la divertida situación de escribir gracias a mi amadísima Andaluza; desde el lado izquierdo de mi hemisferio mental. Realmente no escatimo seguir las batallas entre "derecha e izquierda", pero ya veremos... Ah, por cierto no puedo despedir la entrada sin recomendar el blog de mi hermosa amiga "Alicia" (bastantes comillas no?) cuyo post de Ernesto me sorprendió y más el último, realmente se los recomiendo: http://elpaisdelasmaravillas-alicia.blogspot.com/
Mientras tanto: ¡Salud!

18 noviembre, 2010

FRAGOR SILENTE

Y la infeliz vida se deslizaba poco a poco, igual que los minutos y segundos pasajeros dentro de un pedazo de metal móvil que latía pensamientos constantes; de esos que no dan tregua, que persisten en su labor de enturbiar las aguas de la memoria .El aire que se respiraba era amargo: absenta eso era.
Todo transcurría allá afuera, sin embargo dicen que cuando la risa se detiene, el mundo comienza a girar a su antojo con la sarcástica intención de remover la certidumbre olvidada que no hay nada más que controlar. Pero mientras  la mortecina música empañaba aquellos cristales azules, las palabras se estrellaban en los golpes vociferantes que procuraban elevarse hasta encontrar sentido a los  fragmentos de canciones ahogadas...
Imágenes, Imágenes. Era difícil retratar lo que acontecía en la mente a cargo del volante en silencio, quizá aprendiendo a callar o simplemente sin argumentos necesarios para responder al monólogo del que era presa. Momento inoportuno resultó, cuando su imagen trató de escudriñarle el rostro que lleno de interrogantes solo alcanzaba a mirar el infinito lugar que se ocultaba en alguna parte de aquella carretera cómplice de lo que sucedía al otro extremo , ahora cada vez más distante.
Tal vez si la soledad en su inexorable tarea de alargar la distancia que recorrían ambos automóviles en aquel momento les hubiese permitido la posibilidad de esperar una vez más al alba mientras conjuraban la ceremonia en la capilla ardiente de la saliva; esa que solo gesticulan los amantes que nunca olvidan cada vez que amanece la oportunidad de escribirse historias en sus cuerpos infames de pasión. Sería entonces que el miedo al futuro se hubiera apagado junto al sol que una hora antes cayó al mar para terminar de consumar lo que pudo ser una historia que hubiera valido la pena contar; pero en su lugar solo polvo queda ya, y nada que más que recordar.

09 noviembre, 2010

EL VIEJO Y ATHOS

Con unos pies descalzos y pantalones negros sentado al lado del camino; le buscaba formas al cielo negro. Con el bullicio en silencio y con la luz del fuego más próximo como si se tratara del guía gurú y bohemio que le mostraría el silencio indescifrable de la una de la mañana, aguardaba callado junto a su perro Athos.
-Pareciera que los sonidos se han ido a dormir junto a las personas que envejecen con los sueños de cada noche-. Le dijo al perro Athos mientras malabareaba su libreta. - Los sonidos de la gente sí, pero el sonido del mundo nunca cesa, mira que si prestas atención, las voces a esta hora están hechas para que las retrates con uno de tus versos-. Le contestó Athos.
- ¿Ah sí? ¿Y quién está hablando?- Preguntó con curiosidad.
- La brisa por darte un ejemplo-. Y ante la mirada inquieta, Athos continuo: - La brisa hombre, ¿acaso no escuchas que te habla de frío, de tiempo que pasa, de voluntad para sacarle la risa a ese árbol al frente nuestro con un ligero cosquilleo en sus ramas? Cuando logras acallar las voces de lo que quieres oír, es cuando comienzas a notar los diálogos que pasas siempre por alto. Mira que los rastros del pasado se han escrito en la bóveda del mundo que hoy nos cubre de estrellas y tú ni siquiera te has dado cuenta
- ¿ Y tú como sabes de todo esto Athos?- El perro movió su cola negra, le ladró a la luciérnaga que pasaba, y justo antes de perseguirla, le contestó: - Porque no he dejado que los sentidos me digan cuantos colores tiene un arcoiris, porque he aprendido a que mi pensar lo haga reír el viento de la libertad...
De esto ya hace muchas temporadas, y sin embargo la imagen que quedó luego de aquella conversación, en la que aparecía un perro correteando a algún bicho que no se distinguía; todavía se conservaba en la mente del viejo el día que el viento en su último viaje, lo llevó al lugar en que la lluvia brillaba al Sol.
Nadie volvió a verlo, pero hay quienes cuentan que yace junto a su perro Athos en el lugar donde nace cierto arco de colores.



Quisiera agradecer a todas y todos los que de manera infinitamente generosa me han regalado sus palabras en momentos en que la luz se ha empeñado y se ha recubierto de espesa amargura. Y aunque todavía las horas pesan y las hojas caen con dolor, he sido testigo de que las letras siempre se abriran paso más allá de las sombras para terminar por llevar luz a los senderos que gobiernan la razón y el corazón.
Los quiere sinceramente,
Alejo