Todo gracias a la mujer del supermercado que capturó mi imaginación unos segundos y a la canción de Springsteen.
Creo que se levantaba a eso de las seis y treinta de la mañana, pero los fines de semana me imagino que lo hacía dos horas más tarde. Lavando sus jeans y ropa interior para colgarlos donde el mismo pajarillo la miraba todas las mañanas mientras desayunaba, era como pasababa las horas recién nacidas de sus sábados. Sin embargo entre semana, cuando se necesitaba trabajar, la reina del supermercado abría la ventana para preguntarse como se sentía aquella mañana, y sin subestimar aquella pregunta, sabía que la trascendencia de su respuesta afectaría el destino del par de zapatos que usaría, teniendo como efecto colateral la vestimenta a usar y la escogencia de alguno de los 14 pendientes a colgarse. Pero era su cabello el que parecía anesteciar el tiempo, el esmero que este requería era digno de admirar -sin mencionar los días que había tocado lavarlo- tenía que parecer natural pero sofisticado: una corona que caía por los hombros y que eran testigos del aroma perfumado que impregnaba su cuello y dorso de las muñecas; todo antes de impulsarse a cruzar la puerta de su recién alquilado apartamento. El color de sus labios ciertamente no era parte del ritual hogareño, sino que pertenecía al milagro de pintarlos en el trayecto de 14 minutos que le tomaba al autobús llegar hasta el supermecado, dejando como resultado la obra de arte diaria de hacerlo sin siquiera mirarse al espejo y no haberse equivocado ni medio centímetro. Al llegar, saludaba a los compañeros que junto a ella, eran parte del campo de batalla comercial de productos de limpieza, comestibles, artículos para el hogar y demás estanterías con precios dibujados por todos lados. Pero sin inmutarse, nuestra reina del supermercado caminaba decidida a tomar control un día más de la zona exclusiva para la parte que tanta vanidad genera, como lo es el cabello. Experta en amabilidad, podía incluso orientar a los consumidores que extraviados buscaban el consejo de una mujer que sin cinta cruzada ni azul en la sangre, demostraba su realeza. Pocos escapaban de ser absorbidos por su belleza latente, pero era otra cosa que la reina del supermercado daba que se encargaba de trascender el mercado que fluctuaba entre los estantes a sus espaldas, de acompañar lejos del lugar en donde los coches de compras desaparecen y que siendo lo único humano que podía llevarse sin necesidad de registrarlo, conquistaba el día de cualquiera: su sonrisa de reina de supermercado.
Es lo que pasa con la belleza y lo bello, que ha todos gusta porque no necesita de demostración.
ResponderEliminarCordiales saludos.
Albert
Hola Alejo, me gustó tu post.
ResponderEliminarBuenísimo.
Entiendo muy bien cada palabra que escribis, pero sobretodo cada sensación y sentimiento.
Gracias por tu comentario, no pasó desapercibido porque me diste una luz de algo que yo misma había escrito pero quizá no entendía en su totalidad.
Genial. Eso es el arte, compartir para que otros/as expresen.
Un abrazo y un saco lleno de magia.
:)
Me encantó!, refleja esa forma de ser que tenemos los soñadores de pensar demasiado y de imaginarnos historias por todos lados!
ResponderEliminarUn saludito! Al!
Llega un momento en la vida que preguntarse cómo sería el mundo sin mujeres es absurdo. Porque descubrimos que un mundo sin ellas no sería mundo.
ResponderEliminarSimplemente no sería.
Saludos
J.
Yo musicalicé el relato con "Reina del super" de Ismael♥
ResponderEliminarUn abrazo!
Siii.. concuerdo con Emilia.
ResponderEliminarmuy buen post.
Hasta ganas de olerle el pelo me dió, y preguntarle que shampoo usa!! aajja
ResponderEliminarBesos y abrasos!!!
De cabellos largos y al viento.. como tu inspiracion y tu relato.
ResponderEliminarSiempre un gusto leerte :)
definitivamente todo un personaje!! creo q me parezco más a los extraviados q ella orienta, jaja.
ResponderEliminarMuy rica forma de relatar una cotidianidad extra-cotidiana.
besitos
Y ella sin saber que tiene un trono, una corona, y toda una vida por acá. Lo que hace una sonrisa... qué hermoso.
ResponderEliminarhola Alejo, me encantó!! vendo para brindar!!! un beso!
ResponderEliminarAlbert nada más que la caprichosa vanidad de belleza.
ResponderEliminarNatalia jeje un saco lleno de magia... como estos comentarios, gracias.
Alfonsina y qué sería de la vida sin los sueños que se posan en la imaginación no?
sr Azúcarero,todas son magia, todas son fascinación.
eMiLiA y Geo-ligne jaja total libertad de hacerlo (de hecho voy a darme el rato para escucharla)
PaU jajajaja...no des más ideas!
Arya Me inclino y me quito el sombrero en señal de profundo agradecimiento, así sin más.
Nayuribe eso: un personaje de la extra-cotidianeidad; y tranquila, que me uno al club de los extraviados!
Valebé conquistadora de tierras imaginarias, con el batallón sonriente de su boca, excelente comentario, me agarró desprevenido.
Bett ... que puedo decir srta. los ojos se engalanan viendote pasar por acá. Y nada, compro tu brindis!
Un abrazo a todas/os.
Alejo