11 febrero, 2010

-Don't- tell me to stop

Se había preparado con unos pantalones negros y una camisa azul marino, el abrigo que combinaba con su vestimenta era solo el accesorio de última hora que le había sugerido Jimena.
-Listo, con esa vestimenta estás perfecto: el mejor partido que habrá está noche, solo te falta una sonrisa. Fue lo que le dijo Jimena a Ernesto al momento que lo tomaba del brazo, mientras se disponían a realizar su arrivo al apartamento de Michael Sanabria; amigo de ambos y de muchos otros.
Llegaron al apartamento, no sin antes lanzar un comentario que pintaba más como el amarillo del semáforo: -No importa a quién nos encontremos, hoy somos una cita, una pareja de amiguetes que la va a pasar bien a pesar de todo. Ernesto, que se había mantenido muy callado durante el viaje de 15 minutos hasta el destino de Jimena y él, la miró con una cara que bien podría significar, si se pudiera calar en las vísceras del entendimiento de expresiones humanas; como un ya lo sabía.
Entraron al apartamento B-28, y luego que saludaran al anfitrión de la velada, Ernesto echó un vistazo a las 14 personas que se encontraban en el lugar. Conocía a unos cuantos, pero sin duda pudo vislumbrar la bufanda de Sofía sobre su dueña; un saludo a 6 metros fue suficiente para darse cuenta que podía mantener más adelante una conversación libre de ácido si se presentase la ocasión, como efectivamente sucedió. Nada fuera de lo normal, ambos charlaron sobre la fiesta, como un par de ladrones que tratan de evitar discutir un crimen anterior. Mientras las copas se secaban, Ernesto y Sofía se relajaban más y reían a costa de algunos invitados; Jimena que había terminado los saludos de rigor, se propuso convidarse de las bromas que sostenían ambos. Luego de un rato, Sofía tuvo que abandonarlos un rato para ir al baño. Fue en ese momento que un pellizco poco dismulado por parte de Jimena, hizo reaccionar a Ernesto, que se dispuso a seguir la mirada de su acompañante: en dirección a las 8 hrs de Ernesto, se vislumbraba Ella: tampoco iba sola.
-No quiero alarmarte, pero hasta aquí siento tus palpitaciones, así que controláte, que nosotras las mujeres sentimos el palpitar de los ansiosos a miles de metros de distancia.
-Supongo que es el "sexto" sentido que tienen, sin embargo el saber esa información a veces les juega en contra, y por lo tanto es un arma de doble filo.
-Quizá, pero por la mirada que te dió Sara, podría apostar que no le gusta que estemos tan juntos. Transcurrieron unos minutos, y Sofía había vuelto con su amiga y Ernesto, él aprovecho su vaso vacío para alejarse de allí: Sara estaba sola. Fue así como Sara y Ernesto se encontraron a mitad del camino. No se hablaron, solo se miraron como si se retaran el uno al otro a romper el silencio. -Que me querés decir? mirá que atrás tuyo te está esperando Jimena...o quizá Sofía, así que el tiempo apremia. - Todo; que me he resignado a no dormir para matar los sueños, tal vez finalmente haya aprendido a callar para no volverte a hacer cómplice del crimen, quizá aprendí a que no te gusta que te comprometan en lo que puede llegar a incomodarte, sin embargo me siento orgulloso de siempre haber resistido -y espero seguir haciéndolo- a contagiarme del verbo huir; no soy ningún ángel, ni príncipe azul como muchos otros que juegan esos papeles, la verdad nunca me ha interesado ser así -y quizá sea un error, quién lo puede saber?- pero al menos soy un tipo que escoge quedarse, para bien o para mal; y no me refiero solo a mis principios, sino a aquello que prometí no volverte a mencionar más. Y dicho esto Ernesto se dió media vuelta y regreso a su antigua charla.
Sofía lo miró y le dijo: - Mi vida, por fin comprendo. Cuan afortunada debe ser una mujer para ser merecedora de la magnitud de ese amor, es una injusticia, un crimen, darse cuenta que por la cara que traes luego de hablar con esa mujer, que estés planeando matar ese sentimiento, cuando hay quienes dieran todo por recibir la mitad de lo que estás desperdiciando...
Ernesto miró el reloj (eran las 12 am), luego le acarició el rostro a Sofía de forma tan suave como solo su piel lo permitía y le dijo: - Feliz 14 de Febrero.
Mientras tanto al fondo de la habitación, Ernesto creyó escuchar la frase de de una canción que le recordaba lo que le había dicho Sara tiempo atrás: Tell me love isn´t true It´s just something we do...

Safe Creative #1002115504038

5 comentarios:

  1. When you are in love...
    cualquier canción parace que fue escrita para nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Avanzando en la historia, creo que debería ir buscando luces de impresión...

    Me gusta, desde la primera aparición de Ernesto en batalla me ha gustado la línea del personaje. Y la verdad es que conozco pocos así...
    Valdría la pena explorar caminos!

    ResponderEliminar
  3. ... necesito el siguiente capitulo!!! que pasa?? ajajjajaj

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Mr. Loigar, Una verdad relativamente verdadera, definitivamente.
    Jose, hombre, esa es la idea, y a partir de ahora Ernesto es inscrito como de apellido Batalla!
    Habitante de cálidas tierras, una carita de regreso :P.
    PaU, gracias, estoy en esas; pensando como haré para jorobarle la existencia a Ernesto.
    Fuertes saludos para todos.
    Alejo

    ResponderEliminar