29 marzo, 2012

Acertijo

El final se acercaba de acuerdo a lo previsto, por lo que se sobrentendía que aquello representaría el fin de la humanidad. Sin embargo un pensamiento lo hizo dudar de llevar a cabo sus intenciones: de acabar con los humanos, él también dejaría de existir...



*Hay quienes preferirían el uso de la mayúscula, pero entonces el post carecería de sentido.

27 marzo, 2012

Del tiempo y su padecer

Han pasado segundos y debajo del árbol veía marcharse a sus amigos, la frágil sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo, hasta convertirse en la línea habitual que se dibujaba bajo su nariz. Postreras imágenes desvencijadas hechas de sencillos y pequeños momentos habían sido traídas a flote por la situación que momentos antes había presenciado. Ahora de pie y con si mismo, pensaba en lo corto que es una sonrisa cuando se logra disimular y en lo cruel de la felicidad cuando se llega a imaginar.
Han pasado minutos y en la parte trasera del taxi él enlazaba sus dedos con los de ella. La pasión febril le sonreía en su cabeza, lo que provocaba que en su boca se dibujara la vanidad que sostiene a menudo el pensamiento de los hombres. Allí estaba ella a su lado y eso era lo que importaba. 
Su cabeza reposaba en el pecho del hombre que ahora la acariciaba; por un momento pensaba en la idea que la había llevado hasta esa situación, aquella serie de pensamientos e imágenes que su razón había construido tiempo atrás, y que  finalmente parecían haberse acoplado. Creía haber comenzado a querer a la persona que la había colmado de cariño de forma prolija y afectuosa, de quién creía, la había sacado del letargo sentimental; en fin, haber escogido la imagen que ella anhelaba. No obstante la disparidad entre el perfil que había creado y la persona que ahora se encontraba a su lado representaba una duda que incrementaba poco a poco el temor a un futuro erróneo. Se supo una Eloísa distorsionada y engañada por sus propios anhelos. Bruscamente levantó la cabeza y al mirar por la ventana trasera del auto, no pudo alcanzar a reconocer al Abelardo que atrás había dejado. Lejos de los segundos y minutos, ahora tan sólo lentas horas.

21 marzo, 2012

Lengua-G

Ni Molière, ni Dante ni Cervantes. Era la lengua de Gina la que más le gustaba.

20 marzo, 2012

Final

Su caminar era tan balanceado y grácil como el movimiento de la falda que usaba aquel ocaso en que nos conocimos. Poseía una sonrisa adictiva y unos ojos que parecían pintados al óleo. Era delgada, con el cabello libre y sus pestañas recordaban lo maravilloso que resultaba soñar. Su delicada figura había sido delineada con la misma perfección y meticuloso detalle que sus labios. Siempre acostumbraba a usar zapatillas como si esperase a formar parte de algún final inesperado. Tenía la perfección de su edad y la madurez que acompaña al dolor de espíritu. Estaba loco por ella antes que me dirigiera la palabra. Ahora la falta de su voz me dibuja su acostumbrada sonrisa melancólica. La premura por vivir adelantándose al presentimiento. El césped en los pies, los dolores que no se marchan y la sombra infinita, rota, extenuante y de horas imposibles; no son más que los ocasos que no acaban por llegar, del anochecer ya inexistente, del beso hasta que nos encontremos, de la vida y de la muerte.


Al final de la vigilia, el amor será el sueño que nos reencuentre.
Para Antonieta 
A.G

17 marzo, 2012

Víctor

Inservible. Al margen y olvidado. Pensionado e imperceptible. Con una casa llena de polvo, descuidada. Dos automóviles. Uno aparcado y fuera de servicio desde hace cuatro años, el otro solía usarlo para irse todas las mañanas. Adentro de la casa se acumulaba el olor de ausencia. Raras veces se le veía caminar por el barrio, y es que el ruido que provocaba sobre la acera era el mismo que el de su sombra al deslizarse bajo las zapatillas negras. Sin embargo y contrariando su esquema fantasma, se le veía en las noches cuidando del jardín que había sembrado con Marta. Afuera de la casa e intactos al paso del tiempo, siempre los rosales.

06 marzo, 2012

Los topos dorados también cantan

La solución no llegó cuando decidió callar luego que le repitieran que no tenía voz propia. Tampoco cuando le expresaron que no sabía escuchar y a causa de ello ensordeció; ni siquiera cuando la aparente ignominia le robó la visión... Todo sucedió cuando acaeció el silencio y lo pudo sentir, fue justamente en ese momento que pudo escuchar su voz sin necesidad de ver más allá. Es así que nadando entre las dunas ahora logra mantenerse único.