Inexpresivo pero con la determinación de levantarse de la mesa. El reloj del celular marcaba las once con cinco minutos de la noche cuando tomó su abrigo y como si al fin las palabras añoradas rozarán su lengua, logró articular: -Cuidado, que en los viajes sin brújula se puede terminar con la pregunta ¿Soy tan similar a los hombres de los que tanto me burlé?- La mano displicente de ella se apropio del encendedor, restó importancia a lo sucedido y prendió un nuevo cigarrillo. Con pies resolutos y manos ágiles dio un paso adelante, la tomo de la mano izquierda y le deseo suerte. Ella no creía en tal cosa y él lo sabía. Silencio.
Y si le creia pero intentaba discimularlo con el cigarrillo?
ResponderEliminarMe quedo con ganas de bucear más en esta historia, ¿cómo llegó a semejante conclusión? ¿Y quién es esa mujer que resta importancia a sus palabras?
ResponderEliminarMe gusta la frase sobre viajar sin brújula; tan únicos nos creemos que no vemos que bajo las estrellas somos iguales, dudamos lo mismo y tropezamos en las mismas piedras.
Un abrazo :)
Los viajes sin brújula probablemente no terminen nunca, esas preguntas y las demas contradicciones y afirmaciones simplemente surgen en el periplo interminable.
ResponderEliminarMuy interesante lo que escribiste, parece llano pero es tan profundo y abarcativo que, al menos a mi, me costó encontrarle un sentido. Pero bueno, es que el escritor escribe para él, no para sus lectores.
Saludos, Tincho
Es una muy buena pregunta.
ResponderEliminarHoy si. Hoy me atrevería a decir que me camuflé dignamente.
Mechi, pues entonces logró el objetivo!
ResponderEliminarRaquel jajaja, entonces logré un cometido, porque he querido escribir más sobre la historia.
Tincho tal vez si hubiera dejado el título inicial de "metamorfosis igualitaria" lo hubiera entendido de volado, pero descuide que de esos viajes sin aparente brújula queda bastante material.
Mechi, Raquel y Tincho, gracias por pasar y leer; abrazos.
Alejo
El juego del supuesto contraespionaje sin retorno Sole jajaja
ResponderEliminarCreo que todas las personas tenemos ciertas referencias comunes: nos gusta que nos traten bien, que nos hablen con determinado respeto; ante una sonrisa, ¿quien no siente cierta predilección? Por tanto, hay aspectos (tal vez, muy concretos y específicos) en los que nos parecemos todos los seres humanos... quizá me equivoque.
ResponderEliminarPero lo importante es que ella lo considere diferente, éso es lo que importa.
un abrazo.
Convertirse en lo que se desprecia es el origen de todas las tragedias, no sólo de las griegas, aunque esas acaparen el título.
ResponderEliminarSaludos
J.
Esilleviana y José, referencias comunes que amplian su espectro a ese lado de tragedia del que muchas veces se huye. No en vano son comunes y codiciadas para la imaginación del observador.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte para ambos.
Soy tan similar, lo soy. Poe eso estoy perdido.
ResponderEliminarSuerte
Incluso los que van sin brújula terminan en algún sitio. Tampoco somos tan diferentes de los objetos de nuestra burla.
ResponderEliminarMe ha parecido un texto muy revelador.