06 marzo, 2015

La ciudad y la razón


Es la combustión de la ciudad. En la lejanía sus luces parecen calcinar la vida de sus habitantes asfixiándolos o al menos dificultando sus libertades; es la burbuja del día a día, sus rehenes autómatas buscan sobrevivir pensando en las ilusiones del mañana sin perder tiempo en la necesidad absurda de vivir el presente: es un bello y absurdo platonismo. La noche cae y los ciudadanos como suelen autodenominarse, sufren paroxismos de distintos tipos pero engendrados todos en la misma naturaleza salvaje que se ha venido acentuando a medida que el ser humano se adentra en la era tecnológica, o también llamada era de la distopía. Nunca se había llegado lo suficientemente lejos como para perder de vista cualquier horizonte. Y ahora lo único que se alcanza a vislumbrar son los focos de ciudades que arden en medio de la nada, mudas y sordas ante cualquier síntoma de razón, más no ciegas ante el escrutinio de la esperanza de quienes habitan ahí, en la ciudad.