20 enero, 2013

Ensayo de la herencia


Es preciso capturar la esencia de ser directo: Hasta que punto el amor se mantiene a pesar del dolor? La parte de la esencia que se mantiene en el cascarón de un tema tan trillado y experimentado por miles de generaciones de la historia humana nos reviste como seres humanos y a su vez permite la libertad de inventar historias con las cuales otros tantos sentirán la necesidad de identificarse para no sentirse alienados del resto de la historia. Será parte de ese cascarón el perfume que apenas nos deja, que zarpa como un barco que deja el puerto sin rumbo con la intención de perderse en alta mar? O por el contrario, el ideal que mantenemos es superior a las viscitudes probablemente pronosticadas que se mantienen en nuestro intento de "racionalizar" el mundo, y por lo tanto, flota alrededor de nuestros recuerdos, permitiendo que ese ente intagible y atemporal como el cosmos que contempla el enamorado, sobreviva incluso una vez que no lo tengamos cerca? No es acaso la idea más firme que mantienen los amantes que se añoran en la lejanía y se esfuerzan en el intento de mantener aquella llama efímera de la vida la que se adapta a la necesidades de ser amado y amar, ponderando en mayor cuantía -quizá-, ese mal llamado egoísmo de llegar a ser valorado como parte real y tangible del ideal de romanticismo que se va trasformando, la que se adapta a nuestras propias necesidades de amor? Amar es la dolencia, amar es el verbo partir y el agregado que se transforma en compartir, es la añadidura de tiempo, de postergación de la muerte, que ronda el tiempo de la vida del ser humano con el iluso ideal de la eternidad, que nos sobreviva a nosotros mismos, permitiendo asentarse por un breve momento en la memoria inconsciente de todo aquello que nos rodea. De ser así, se transforma en un pluralismo del futuro, más no en el estado de dos, pero en el sentimiento que contempla de forma generosa de acuerdo a las concepciones culturales, la trascendencia hacia aquellos que incluso desconocemos. Amar bien pudiera enmarcarse en el inicio de una forma de altruismo de que no podemos explicar, pues de tal manera el verbo amar idealizado en su final doloroso, puede que sólo sea el inicio de un nuevo ciclo que estamos destinados a heredar como hijos de la historia humana.